Los vaivenes arancelarios de Trump fuerzan a la UE a buscar nuevas alianzas comerciales

Los aranceles de Estados Unidos a sus principales socios comerciales en cada esquina del mundo, incluyendo a la Unión Europea, han forzado a Bruselas a pensar en diversificar más sus rutas comerciales y prestar más atención a otros mercados también afectados por las medidas de Donald Trump y que quieren seguir respetando un comercio basado en reglas.

Aunque no se trata de un esfuerzo nuevo, ya que la victoria del republicano en noviembre ya espoleó los contactos entre el Ejecutivo comunitario de Ursula von der Leyen y distintos aliados comerciales, en los últimos días y semanas se han sucedido los contactos hacia nuevos socios y viejos conocidos en busca de abrir nuevas vías o reforzar las que ya existen.

India, Corea del Sur o Indonesia, nuevos socios en Asia

En toda una declaración de intenciones políticas, Von der Leyen eligió India como su primer viaje fuera de Europa en su segunda legislatura: junto al primer ministro indio, Narendra Modi, fijó finales de este año como fecha clave para dar carpetazo a un acuerdo de libre comercio entre ambos que se convertiría en el más grande de estas características en el mundo.

Las negociaciones, que comenzaron en 2007, estuvieron bloqueadas durante casi una década hasta 2022 por desacuerdos en sectores como el agrícola o el automovilístico que aún no se han resuelto.

También Indonesia, un mercado de 300 millones de personas con abundantes recursos naturales, podría volver a recuperar la atención de Bruselas, que ya tiene acuerdos de libre comercio en la región con Vietnam y Singapur y celebró su última ronda de negociaciones con Yakarta en 2024.

Además de Indonesia, Von der Leyen explicó esta semana en una entrevista con el Financial Times que el nuevo panorama mundial también había impulsado conversaciones con Malasia, Tailandia o Filipinas.

Otro de los países más cercanos a Europa en Asia es Corea del Sur, con quien la Unión Europea ya tenía un acuerdo de libre comercio al que añadió hace apenas un mes un pacto de comercio digital, que cubre áreas como flujos de datos, seguridad de los datos personales y tecnologías de apoyo a las empresas.

Mercosur, la gran asignatura pendiente

Por segunda vez en un lustro, la Unión Europea y el Mercosur cerraban a finales de 2024 -pocas semanas después de la elección de Trump- las negociaciones para un acuerdo de asociación entre ambos, con potencial para convertirse en el mayor del mundo si no lo frenan las reticencias internas en Europa.

Francia y Países Bajos, entre otros países, han sido de los más activos en contra de ratificar el acuerdo en su actual forma, pero la urgencia de afianzar nuevos socios comerciales podría suavizar su postura y hacer más fácil la ratificación del pacto.

En lo que está en su mano, la Comisión Europea aspira a concluir la revisión legal del texto antes del final del próximo verano, lo que allanará el camino a la ratificación y obligará a los países de la Unión Europea y al Parlamento Europeo -donde también hay voces significativas en su contra- a pronunciarse.

China, el elefante en la habitación

A principios de este año, Von der Leyen sugería que Europa debía esforzarse por «obtener beneficios mutuos en nuestra conversación con China», país que desde 2019 la UE considera un socio en la cooperación, un competidor económico y un rival sistémico.

El país asiático, con quien Trump más ha escalado su guerra arancelaria, es el tercer mayor socio comercial de la UE y los Veintisiete mantienen con él una relación aún marcada por la desconfianza tras años desarrollando instrumentos de defensa comercial contra las prácticas desleales de Pekín.

La falta de igualdad de condiciones entre las empresas de cada bloque o la posibilidad de que los productos chinos inunden el mercado europeo ante los nuevos obstáculos para entrar en el de EE. UU. alimentan la reticencia de Bruselas a pensar que Pekín puede convertirse en un socio afín en ningún futuro próximo.

Aún así, la Comisión y China mantienen contactos para, por ejemplo, intentar llegar a compromisos de precios mínimos en los coches eléctricos chinos importados por la UE como «alternativa» a los aranceles impuestos por el bloque comunitario por las subvenciones ilegales que reciben.

Y a mediados del próximo mes de julio, en una fecha aún por definir, la UE y China celebrarán una cumbre bilateral, que debería haber tenido lugar en Bruselas pero que será en Pekín «por razones logísticas». EFE

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