La paz mundial y las armas en producción

Lic. Gustavo Adolfo Milla Bermúdez*

Estamos viviendo un mundo totalmente diferente y difícil para la sociedad en que vive el hombre de hoy. Las necesidades básicas son los alimentos que cada día la inflación crece y los salarios estáticos, todo más complicado y las necesidades van en ascensor y la pobreza por las escaleras.

A quienes viendo el vicio y la miseria que nacen de la desigualdad, la distribución de la riqueza y del privilegio, sienten la posibilidad de un mejor estado social que lucharían por lograrlo.

La asocian la pobreza con el progreso es el gran enigma de nuestros tiempos, es el hecho central del que provienen las dificultades económicas, sociales y políticas que tienen perplejo al mundo, contra las cuales luchan en vano el arte de gobernar, la filantropía y la enseñanza. Es el enigma que la esfinge del destino plantea a nuestra civilización. Y no contestarlo es ser derrotado.

Este es un estudio analítico por las causas de las crisis económicas y del aumento de la pobreza y el aumento de la riqueza. Como soy profesional de la “Economía Política, y egresado de la universidad “Henry George” en el estado de Nueva York.

La carrera armamentista es carrera peligrosa porque, siendo explosiva, en cualquier momento motiva la acción gubernamental al disponerse del más inocente de los motivos para llevar a todos los hogares.

El presidente Donald J. Trump y Vladímir Putin hablan de paz, pero los preparativos de defensa continúan a ritmo creciente. Las potencias no actúan como aquellos luchadores de antaño que para pelear con hombres empezaban por arrojar sus armas y, si había de llegarse a la contienda esta, en ocasiones, se regía por un código de dignidad señorial. Decía a este propósito Sumner Welles: “Nadie puede medir los sufrimientos y calamidades que han de sufrir las personas humildes e inocentes de todas partes antes de que la cordura y la decencia vuelva a gobernar juntas nuestras relaciones. Nosotros, los creados en el modo de vida y queremos continuar nuestra norma de vida en democracia y libertad, en un mundo juicioso y decente”.

Los Estados van derrota, guiados por inercia de espíritu y convencidos de su debilidad se sienten irremisiblemente condenados a desaparecer.

Extraño dilema en que los pequeños países anhelan que se les ilumine la conciencia universal y los estadistas, como Trump y Putin calmen sus ímpetus de poder que viven enajenados por querer atrapar todas las naciones pequeñas del globo terráqueo.

Las relaciones internacionales comenzando ellos mismos por un nuevo generoso de vida más comprensivo para la dignidad humana.

Un camino generoso para ser amigos más leales, no enemigos solapados-hipócritas o vecinos rencorosos.

Las súper potencias no ofrecen pruebas evidentes de la sinceridad de sus actos. Es un juego con cartas marcadas en que se vigila al contrario por el peligro de una trapacería. Sería una ingenuidad creer que el camino va ser desandado y que las cifras astronómicas para el fomento bélico se van hacer a un lado como recuerdo de una pesadilla, será que el mundo tiene escrita su tremenda verdad, su angustioso designio? Seguramente que multitudes y poderosas corrientes espirituales actúan en el mundo y ellas tienden a dulcificar esas tensiones que mantiene las pasiones al rojo vivo. Ellas hacen oír su voz trémula de emoción, pero como un grito desesperado en el desierto. Es la hora angustiosa para humanidad en que sólo el Creador podría mover las conciencias de los expertos en guerras que son al mismo tiempo los eternos especuladores de la indignidad humana.

Sabemos que el peligro radica en la suerte final del Estado: ¿Desamparará como afirma la profecía materialista? o ¿Prevaricar bajo una profunda transformación democrática, donde aquellas soluciones que lógicamente debieran de esperarse de una evolución de más de un millón?

Mientras tanto, las nuevas generaciones viven la era de los partos dudosos de la vida política y económica en el siglo XXI, camino peligro que siempre conduce a los grandes desapasionamientos sociales.

Nos referimos por supuesto al Estado republicano democrático que consagra la división de poderes y el sistema representativo y el régimen de libertades humanas. Los países pequeños tenemos obligadamente que enfrentarnos a los tres imperialistas que dirigen el mundo.

*Lic. en Economía Política.

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