Las contundentes palabras del señor arzobispo

Por: Guillermo Fiallos A.

En ocasión del Desayuno Cuaresmal que se efectúa cada año, un nutrido grupo de católicos, asistió –hace unos días–, al acto que tuvo lugar en los predios de una reconocida universidad. El señor arzobispo de Tegucigalpa, Monseñor José Vicente Nácher T., dirigió sus palabras al auditorio con una oratoria, contundente, vibrante y encendida que utilizó al pronunciarlas, provocando sonoros y duraderos aplausos. ¿A qué se refería?

Antes de transcribir parte de su discurso, es importante aclarar que la audiencia allá presente, provenía de diferentes parroquias y sectores del país. Lo único en común que poseían, era la fe que profesaban; sin embargo, sus intereses, opiniones e inclinaciones políticas eran heterogéneas.

A continuación, parte textual de las palabras pronunciadas por el ilustre disertante: “Estaremos alerta, estaremos vigilantes, para que no pueda nadie manipular las elecciones generales. Eso no es política, eso es defender, eso es vivir el evangelio, eso es estar con la gente, eso es estar como pueblo de Dios, como bautizados responsables defendiendo lo nuestro; cuando se pueda defender…, no después. Después será tarde. Hoy, es el día de defender a Honduras, todos debemos hacerlo generosamente y valientemente, pacíficamente e inteligentemente”.

Monseñor José Vicente, tiene poco más de dos años de estar al frente de esta arquidiócesis. Es una persona que no aparece, frecuentemente, en los medios de comunicación. Sus homilías, tienden a ser más verticales; esto es, una estrecha relación entre el hombre y Dios. Sin embargo, en esta intervención que tuvo en el Desayuno Cuaresmal, abordó una perspectiva más horizontal, es decir, la vinculación del hombre cristiano en beneficio de sus semejantes.

Su hablar es pausado, despacioso y sin muchas modulaciones de voz, por lo que los fieles que abarrotaron dicho encuentro, fueron sorprendidos con su acción en el escenario; pues su verbo fue potente, acompañado de ademanes y gestos que motivaban a los asistentes, a salir de su zona de comodidad y a no continuar siendo espectadores; sino al contrario, protagonistas activos dentro del contexto nacional.

Lo que aconteció ese 9 de marzo y días después, ha impulsado a líderes de las iglesias evangélica y católica a exhortar a su grey, para que despierten y dejen esa pasividad y neutralidad ante la decadente y bochornosa situación imperante; en la cual, unos cuantos enemigos de la verdad e integridad, desacreditan el nombre de Honduras.

El arzobispo recurrió al hecho de que los bautizados, deben defender lo nuestro de forma pacífica, inteligente y valiente; mientras se pueda defender y no después…; ya que después será tarde.

Estas últimas frases pronunciadas con vehemencia –la negrilla es de mi autoría–, deben llamar a la reflexión y la acción. Ya son muchos los casos en el mundo y, particularmente, en Latinoamérica, donde los traficantes de sueños y promesas, han atacado la fe y coartado la libertad religiosa. De no actuar hoy, ya no existirá un después. En otras palabras: es ahora o nunca, cuando los cristianos comprometidos, deben ser luz que ilumine los caminos de esa inmensidad de gente, de la que tanto se han burlado y utilizado, maléficamente, los lobos disfrazados de ovejas para alcanzar sus fines.

Tanto católicos como evangélicos, no pueden seguir comportándose insensibles ante todos estos hechos, que desnudan a una casta de políticos conspiradores, sinvergüenzas, y transgresores; quienes carecen de rectitud y que tanto sus hechos como palabras, están impregnados por un cinismo que desconcierta.

Si cada quien no pone de su parte para evitar que el mal se propague, ya ni siquiera se tendrá un país en ruinas; sino, una nación en la que las libertades fundamentales habrán desaparecido. ¡Hay que abrir los ojos, ahora! ¡Mañana, será tarde!

La descomposición social y política es lacerante. El Estado de Derecho agoniza. La institucionalidad casi ya no existe.

En medio de toda esta crisis, es imperioso que elevemos la voz, exijamos elecciones limpias y, además, que una o más de las instituciones que han quedado mal posicionadas ante la hondureñidad, luego de su destructiva, miserable y tóxica participación en el proceso electoral reciente; o bien, se reconfiguran o, simplemente, se descartan como actores en los comicios de noviembre.

Mercadólogo, Periodista, Abogado, Pedagogo, Teólogo y Escritor

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