Nery Alexis Gaitán
La democracia hondureña enfrenta un serio peligro, los refundadores del mal llamado “socialismo democrático”, sin ninguna duda desean demoler la poca democracia que tenemos y perpetuarse en el poder. Eso es lo único seguro que se desprende de los acontecimientos ocurridos el 9 de marzo, y luego el zipizape entre los militares en contra de dos consejeras del CNE.
Las elecciones internas, por cierto, las más caras de nuestro reciente período democrático, dejaron al descubierto las artimañas urdidas por el oficialismo. Así evidenciamos mediante videos, fotos y actas de las JRV, que las artimañas del pasado están más vivas que nunca en estos aprendices de izquierdistas.
Aunque las urnas del Partido Libre, en su mayoría pasaron desoladas como se pudo constatar, a todas luces inflaron votos, alteraron actas, sus seguidores votaron más de una vez, tal como lo constató un observador español; retuvieron identidades, engañaron gente humilde haciendo que colocaran su huella en el aparato biométrico y ya no pudieran votar o llevándolos a sus urnas cuando estas personas deseaban votar por otro partido; compraron votos a favor del M-28, el movimiento oficialista, tal como lo denunciaron importantes diputados de Libre que se vieron afectados por esta competencia desleal; y paremos de contar irregularidades.
A nivel general tramaron un complot en las principales ciudades que tienen el mayor nuevo de votantes, Tegucigalpa y San Pedro Sula, para retrasar la entrega del material electoral y que los votantes arrolladores de la oposición democrática no pudieran ejercer el sufragio. Pero el civismo del pueblo y su convicción democrática hizo fracasar este malévolo plan. De todos es conocido que los buses rapiditos anduvieron con el material electoral paseando por la ciudad o los fueron a parquear por horas en lugares alejados sin explicación alguna.
En esta acción participaron los militares, los cuales tienen una responsabilidad directa, que no pueden evadir, de acuerdo al Artículo 272 Constitucional, en el desafortunado manejo del material electoral. Las maletas anduvieron sin ningún resguardo militar, fueron abandonadas en las calles y hasta se perdió más de alguna. No hay forma de que los militares justifiquen el haber abandonado el material electoral.
Es la primera vez que las Fuerzas Armadas se ven involucradas en una situación de esta naturaleza. Lo preocupante es que el general, Roosevelt Hernández, se ha adscrito a defender la agenda política del Partido Libre y haciendo declaraciones políticas ha dejado atrás la neutralidad que le manda la Constitución de la República, que le ordena que la institución castrense no es deliberante, es apolítica y garante del sistema democrático.
Como hubo flagrantes violaciones a la Ley Electoral todos se echan la culpa, el CNE a los militares y transportistas y los militares al CNE. Así las cosas, la consejera Cosette López ha denunciado que los militares, en contubernio con un expresidente y una candidata, han cambiado el informe de lo ocurrido para exonerarse de responsabilidad legal. El colmo fue cuando el general entró en un altercado con la consejera nacionalista, acusándose mutuamente con exabruptos y amenazas. De nuevo, es la primera vez que constatamos que los militares se ven involucrados en pleitos de políticos, demeritando en gran medida a la noble institución castrense.
El Ministerio Público, a estas alturas, ya debería haber actuado en contra de los que violentaron la Ley Electoral, empezando por los responsables directos, desde la ministra de Seguridad, los altos jerarcas militares y todos los mandos intermedios que no cumplieron con su labor. Pero lo más seguro es que el MP, adscrito a la agenda política oficialista, no hará nada al respecto.
Este atentado a la democracia es obvio que es la antesala de lo que pasará el próximo noviembre si no se judicializa a los responsables. Ante el rechazo popular a Libre, alrededor de cien mil votos entre blancos y nulos, el único camino que tienen es el supuesto fraude electoral para continuar en el poder. Han aprendido bien las lecciones que les dieron en Venezuela.
¡Defendamos nuestra democracia! ¡Libre nunca más!