Gustavo Adolfo Milla Bermúdez*
¿Hacia a donde vamos es el camino de Dios Jehová?
El hombre soñador de un nuevo mundo, solo es posible con fe cristina que Dios le ha puesto en su corazón y su alma para que pueda vivir individual y colectivamente con el resto de sus hermanos en el globo de la bóveda iluminada por los equinoccios de los rayos del sol que nace en la Isla de Utopía…
Han transcurrido más de la quinta parte del siglo XXI, bajo el signo de los constantes conflictos, la violencia desencadenada y la inestabilidad de los regímenes polacos. Se señala un notable adelanto científico y tecnológico, aprovechado para la explotación del hombre y para robustecer los poderíos militares de las grandes potencias, como en el caso de la energía nuclear que mantiene momentos angustiosos para la humanidad sin humanismo.
Hoy tenemos tres jinetes que dirigen al mundo como ser el presidente del único imperio Donald J. Trump, el primer ministro de la Rusia comunista Vladímir Putin y Xi Jinping que es primer ministro del imperio del arroz y los palillos chino del dragón asiático. Esos tres son los que se reparten los países pequeños y saben cómo darles un mendrugo de pan. Cuando todo parecía inducir una era de paz y tranquilidad mundial, nuestras transformaciones y discrepancias se unen a las anteriores, dividiendo al mundo en zonas de influencia. Hechos relevantes de estos últimos tiempos han sido el aumento del poderío norteamericano, soviético y la aparición de la China Popular-Comunista, la liquidación del colonialismo, la Revolución cultural china, la formación de nuevos Estados africanos y asiáticos y finalmente una profunda crisis económica-política orientada por el problema de los energéticos, la inestabilidad política, el desempleo general, la elevación de precios, inflación galopante, la devaluación de las principales divisas, el fin de la guerra en Ucrania y en Israel y otros más, que han acelerado los conflictos y desavenencias entre grandes potencias. Como son Donald J. Trump, Vladímir Putin y Xi Jinping. Un nuevo e incierto orden mundial se bosqueja en el porvenir, cuyas consecuencias son difíciles de precisar, aunque todas ellas se orientan hacia nuevas formas políticas económicas autoritarias y sobre todo, la desconfianza en lograr una nueva configuración espiritual del hombre, de la sociedad y del Estado.
¿Hacia dónde vamos?
Unos cuantos años más y habrá terminado la historia de un siglo confuso e incierto, que no logró alcanzar lo que justamente se esperaba, o sea, verse orientado en las metas superiores de la cultura y una vida social modelada al amparo de los altos valores del espíritu. ¿Y, tantas luchas y afanes a donde nos han llevado, y que es lo que se ha logrado obtener? Hacer del mundo un verdadero laberinto, (por no decir infierno), con una intrincadísima red de corredores y salas en donde habita un nuevo Minotauro, o como una Torre de Babel en que los nuevos descendientes de Noé, al contrariar los designios diversos y no entenderse, confunden sus lenguajes, lo que impide un entendimiento racional; o una encrucijada imposible y malévola en cada recodo del sendero y no los nuevos descendientes de Noé, al contrariar los designios divinos y no entenderse, confunden sus lenguajes, lo impide un entendimiento racional; o una encrucijada imposible y malévola en cada recodo del sendero en donde no habrá salida lógica que los caminos del absurdo y de la intransigencia, por la obstinación e insensatez de los que pretenden salvarnos como Donald Trump, Vladímir Putin y Xin Jinping.
En el tiempo que ha transcurrido hemos sido azotados por un demócrata y un comunista, los dos mundialistas, los que no hicieron más que cambiar el mapa político del mundo y fijar una nueva distribución de los centros de poder; el vivir en una constante guerra fría –fría en el corazon de los que la mueven en una constante hirviente para los que soportan- numerosos conflictos de todas partes, unidos a graves problemas económicos y sociales que no han logrado una solución satisfactoria, porque no hay el propósito de que resuelvan, sino que han hecho pedazos la convivencia universal. Los mismos problemas que se intentan abordar con soluciones prendidas con alfileres. Se acerca una nueva “revelación”. Días de presagios; estamos ante los “Bárbaros”.
*Lic. en Economía Política