Kelvin Aguirre
Luego de haberse celebrado las elecciones primarias e internas el pasado 09 de marzo del presente año, donde después de los lamentables retrasos en la entrega del material electoral en los municipios del Distrito Central y San Pedro Sula que empañaron dicho proceso electoral, lo cual generó preocupación y descontento en la población, según nuestro análisis integral y objetivo de los hechos, ha cobrado mayor relevancia la auditoría electoral, ya que para dicho proceso electoral primario e interno se contrató con el tiempo muy limitado, apenas 3 días antes de dicha jornada electoral.
La anterior conclusión a la que arribamos, se centra en razón que la auditoría electoral ha evolucionado como un mecanismo esencial para garantizar la integridad de los procesos electorales en todas sus etapas (preelectoral, Día D y post electoral). Según el Diccionario Electoral de CAPEL, la auditoría electoral es el “conjunto de procedimientos técnicos e independientes aplicados a un proceso electoral con el fin de evaluar su transparencia, legalidad y correcto desarrollo.” Este concepto a nuestra opinión resalta la importancia de la auditoria en garantizar la integridad, confianza y sobre todo la calidad en los procesos de elecciones.
Asimismo, la auditoría electoral no representa una fiscalización, sino más bien una evaluación objetiva y procedimental a fin de corregir errores, malas prácticas, baja calidad de los servicios que se prestan, etc. Desde la revisión de la logística y operatividad como son los flujos y plazos de la preparación y armado de las maletas electorales, así como el control de calidad del armado de las mismas hasta la verificación de todas las actas (escrutinio general), el sistema de transmisión de resultados preliminares (TREP) y la biometría. Por lo que cada etapa del proceso debe estar sujeta a una supervisión técnica e independiente.
En el contexto actual de polarización en el que vivimos en nuestra amada patria Honduras, aunado a los hechos acontecidos el 09 de marzo antes mencionados, ha evidenciado la necesidad de una auditoría electoral externa e independiente contratada con la suficiente antelación como mecanismo de verificación confiable previo a la jornada electoral, durante la elección y posterior a la jornada electoral, a efectos de asegurar que el proceso de elecciones generales de noviembre del año 2025 y los venideros sean confiables y verificables.
Por ello, para las elecciones generales de noviembre de 2025, debe contratarse con suficiente anticipación una auditoría electoral en todas sus etapas. Su ámbito de aplicación debe ser preventiva en la etapa preelectoral, concurrente el día de la votación, supervisando la correcta implementación de los procedimientos, y posterior a las elecciones, evaluando la fiabilidad de los resultados mediante la revisión de actas, votos nulos y cualquier inconsistencia en la transmisión y consolidación de datos.
Esto permitirá evitar dificultades y obstáculos en el proceso electoral, pero, sobre todo, prevenir la repetición de los inconvenientes y retrasos en la entrega del material electoral ocurridos el 09 de marzo de 2025. Con ello, se garantizará un proceso de calidad que reduzca el riesgo de crisis postelectorales que puedan afectar la gobernabilidad y estabilidad de Honduras.
@KelvinAguirre18