En un mundo donde los sueños suelen postergarse por las circunstancias de la vida, doña Norma Leticia López Zavala demostró que la determinación y el esfuerzo no tienen límites.
A sus 46 años de edad, la admirable mujer ha logrado culminar su bachillerato, desafiando las adversidades y convirtiéndose en un ejemplo de superación.
Patricia Montes, directora de asuntos estudiantiles en el campus de Siguatepeque de la Universidad Tecnológica de Honduras (UTH), informó que doña Leticia es «madre de tres hijos, abuela y trabajadora incansable, que ha dedicado más de una década de su vida a la UTH, donde forma parte del equipo de limpieza”.
“Su labor va más allá de sus responsabilidades diarias, pues con su calidez y compromiso ha logrado ganarse el respeto y el cariño de estudiantes, docentes y personal administrativo», declaró.

Montes indicó que «a pesar de las dificultades y de las responsabilidades familiares y laborales, doña Norma nunca perdió de vista su deseo de seguir estudiando.
Con un espíritu inquebrantable, tomó la decisión de inscribirse en el bachillerato por madurez en el Politécnico del Norte, demostrando que la edad no es un obstáculo para el aprendizaje.
La titular de Asuntos Estudiantiles especificó que «recientemente logró cumplir con los requisitos finales para su graduación y formará parte de la promoción «José Francisco Morazán Quezada».
Sin embargo, ese logro es solo el comienzo de un camino que aspira a continuar, ya que su meta es convertirse en asistente del consultorio jurídico.
Para ello, ha decidido seguir sus estudios de Derecho en la Universidad Tecnológica de Honduras (UTH), institución que ha sido testigo de su esfuerzo y le ha brindado apoyo en su proceso educativo».
«Siempre he creído que el conocimiento es la clave para abrir nuevas oportunidades. No importa la edad, lo importante es la determinación», expresa doña Norma con una sonrisa de satisfacción y esperanza.

Su historia inspira a muchos, demostrando que nunca es tarde para cumplir los sueños y que la educación es un camino que transforma vidas.
Con su ejemplo, doña Norma, como se le llama cariñosamente, se ha convertido en un símbolo de lucha, perseverancia y amor por el aprendizaje en su comunidad. (REMB)