José Rolando Sarmiento Rosales
A los cinco años cuando la Organización Mundial de la Salud declaró oficialmente la Pandemia Coronavirus-19, por la fecha de diciembre en que se descubrieron los primeros casos en la ciudad de Wuhan en China Continental, extendido a varios países del mundo, incluyendo a nuestro país Honduras, por una compatriota llegada a Toncontín en un vuelo originado desde España, siendo detectada preventivamente e internada en el Hospital del Tórax para su tratamiento.
Cinco años han pasado desde aquel miércoles 11 de marzo en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia de Covid-19. Desde entonces, según datos de la OMS, esta enfermedad desató más de 777 millones de contagios y provocó la muerte de más de 7 millones de personas, aunque los expertos de la organización estiman que los fallecimientos asociados a la pandemia ascienden a los 15 millones. En el mundo todavía se sienten los incontables y profundos impactos negativos de dicha pandemia. Sin embargo, surgieron aprendizajes positivos de aquel momento tan oscuro, que BBC Mundo destaca cuatro.
1. El valor de la ciencia y los avances revolucionarios en las vacunas. Sólo 9 meses les tomó a los científicos dar con una vacuna efectiva para combatir el virus Sars-Cov-2. Y lo hicieron a través de un método que revolucionó el desarrollo de los inmunizadores a nivel mundial. Si bien el uso del ARN mensajero sintético ya se venía estudiando como un mecanismo efectivo para el desarrollo de vacunas desde hacía años, fue la pandemia del covid-19 la que —en los hechos— terminó por acelerar su desarrollo. Tanto las investigaciones de Pfizer (EE.UU.) junto con BioNTech (Alemania) como las de Moderna (EE.UU.) emplearon ese mecanismo para crear sus vacunas en tiempo récord, permitiendo que millones de personas recibieran dosis a nivel mundial.
La carrera por encontrar una vacuna que permitiera inmunizar a la población y evitar más muertes es uno de los mayores legados positivos de la pandemia, según la vocera de la OMS, Margaret Harris. «La tecnología del ARN mensajero ya se conocía, pero ahora estamos viendo cómo se está utilizando para desarrollar otros avances, incluyendo vacunas contra el cáncer», agrega. Los científicos Katalin Karikó y Drew Weissman, recibieron el Nobel de Medicina en 2023 por sus aportes al desarrollo de vacunas durante la pandemia. «Nuestra capacidad científica ha mejorado, nuestras plataformas son cada vez más avanzadas». La colaboración mancomunada de los países para el desarrollo de estas vacunas y la focalización de los recursos para ese proceso permitieron, según Sridhar, una de las cosas más positivas que nos dejó el Covid-19.
2. Un «nuevo despertar» en la educación. Está bien documentado el impacto catastrófico que tuvo el cierre de escuelas por la pandemia a nivel mundial y, en particular, en América Latina. El aumento en los niveles de deserción escolar y el retraso en los aprendizajes principalmente en los tramos primarios y secundarios es, según Mercedes Mateo, jefa de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), una de las cicatrices más profundas que ha dejado la pandemia. Un avance evidente es que durante y luego de la pandemia, el paradigma de la presencialidad y del aula exclusivamente como un espacio físico y estático quedó atrás, afianzándose la digitalización educativa.
3. Recuperación y cambio de paradigma en el trabajo. La destrucción de empleos fue una de las graves consecuencias del Covid-19 y la región de América Latina y el Caribe fue de las más golpeadas. La pandemia además aumentó las brechas en la participación de los jóvenes y las mujeres en el mercado laboral, siendo este uno de los mayores desafíos pendientes. Pero, dentro de todo, los expertos destacan que, los impactos de la pandemia en el mercado laboral tuvieron una recuperación relativamente rápida. La OIT registra que las tasas de ocupación y desempleo en la región lograron recuperar sus niveles pre pandemia en 2023.
4. La importancia de cuidar la salud mental. La pandemia supuso un golpe para la salud mental de la humanidad. No solo entre aquellos que perdieron a sus familiares o para el personal médico que diariamente veía morir a centenares de personas a causa del virus. El confinamiento, la incertidumbre, la soledad, el miedo y la angustia que se extendió alrededor del mundo hizo que la pandemia se viviera como un escenario traumático en sí mismo. Organismos como la OMS y OPS, han hecho detallados informes sobre el aumento en los trastornos depresivos o de ansiedad y la prevalencia de comportamientos e ideaciones suicidas con la pandemia.
Datos obtenidos de personas conocidas que sufrieron el Covid-19 en Honduras, específicamente en la capital, revelan pese a su recuperación, gastos millonarios en los tratamientos, incapacidad física que los dejó en andadores, muletas y sillas de ruedas, imposibilitados de trabajar, y, por supuesto, crisis emocionales difíciles de vencer, con pérdida de sueño y sujetas a consultas periódicas con el psiquiatra o el psicólogo, según la gravedad e intensidad del caso, bueno los que pueden pagarlos, porque no sabemos si en la SESAL proveen estos servicios especializados de salud mental a todos los afectados.