El round final

Todo ciudadano consciente sabe muy bien que el partido en el gobierno, no gana las elecciones generales de noviembre próximo, si éstas son libres y transparentes. Y por ello recurren desde ya a maniobras fraudulentas, como las empleadas el pasado domingo 9, con la intención de restarle caudal político a los partidos de oposición, dando así la impresión que su partido y candidata superan con creces a liberales y nacionalistas. Todo ello, además de inflar los votos a su antojo y discreción.

Desde luego, tienen a su favor, toda la maquinaria estatal. Eso incluye a las cúpulas de las FF.AA. y de la Policía. Y si fuese poco, cuentan estratégicamente con la jefa superior del ente militar como ministra de Defensa, y a su vez candidata de dedo a la presidencia de la república. Así mismo, controlan al CNE, a través de su consejero representante, y dos con una consejera que suele ser a menudo mencionada como Caballo de Troya de la causa refundicional. Se suma también a su disposición, el Ministerio Público, que no levantará investigación alguna en su contra por cualquier ilícito que éstos cometan.

Entonces, la pregunta es: ¿Cómo liberales o nacionalistas triunfarán? La tienen cuesta arriba. A manera de espejo, podemos decir que, en Venezuela, país por el que estos suspiran y meten las manos al fuego, la oposición triunfó el año pasado con una diferencia abismal de más de 4 millones de votos, genuinamente demostrados al mundo entero con actas en la mano, y no hubo forma de derrocar al régimen chavista. Ningún país de esos que se precian de democráticos y de abanderar los derechos humanos metió las manos por los legítimos ganadores, a no ser de estériles comunicados que no sirven para nada. En consecuencia, la oposición se fastidió y punto.

Y ese es precisamente el peligro más grande que podríamos enfrentar el 30 de noviembre, acudir masivamente a las urnas y propinar una paliza como la que derrocó al expresidente anterior, pero que se desconozca la victoria. O bien puede ser que “falle” nuevamente la logística del transporte, se adulteren los votos, se vaya la energía eléctrica… o se tenga que esperar los votos rurales, que son prácticas antidemocráticas empleadas en el pasado reciente por los politiqueros de turno.

No obstante, por lo pronto, es indispensable que, al interior de los liberales, y lo mismo de los nacionalistas, las diversas corrientes que compitieron en las internas se aglutinen en un solo haz de voluntades y apoyen incondicionalmente al candidato que resultó triunfador en dichos comicios. Y el segundo gran paso, es forjar una alianza entre ambos institutos políticos. Aquí se trata de sumar y vencer. Fácil no será… pero debe intentarse. La victoria debe asegurarse por todos los medios lícitos posibles.

J.J. Pérez López.
Barrio El Manchén.
Tegucigalpa, M.D.C.

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