El padre Luis Viejo Díaz falleció el pasado lunes a los 79 años, en el municipio de Arizona, en el departamento de Atlántida, tras una larga batalla contra una terrible enfermedad que lo aquejaba.
Personas cercanas al religioso, comentaron que producto de la enfermedad, el padre tuvo varios derrames cerebrales en los últimos años.
Era considerado un hombre de fe y de servicio en Arizona, donde vivió sus últimos años de vida divulgando la palabra de Dios.
Nació el 15 de marzo de 1947 en Cifuentes, Guadalajara, España y se ordenó como sacerdote el 14 de septiembre de 1974.
Su estado de salud se deterioró progresivamente hasta que sufrió un paro cardíaco, que le arrebató la vida.
El padre Luis Viejo gozaba de una vida económicamente estable en su país natal. Sin embargo, su vocación lo llevó a dejar atrás todo para dedicarse al servicio de los más necesitados.

Llegó a Honduras hace más de medio siglo y se quedó viviendo en Arizona.
En un acto de amor y entrega, decidió donar todos sus bienes a familias en situación vulnerable, convirtiéndose en un pilar de apoyo para muchas personas que encontraron en él una guía espiritual y un amigo incondicional.
Su legado de generosidad y altruismo ha dejado una huella imborrable en la comunidad.
Don Luis García, quien lo cuidó en los últimos días junto a su esposa, narró que fue un hombre que vivió para los demás, sin importar las dificultades.
“Siempre dispuesto a brindar ayuda, un consejo y consuelo a quienes lo rodeaban”, recordó.
Agregó que su fallecimiento representa una gran pérdida, pero su ejemplo de humildad y entrega seguirá inspirando a muchos.
Amigos, feligreses y miembros de la comunidad de Arizona expresaron su tristeza por la irreparable pérdida y lo recordaron como un ser humano excepcional, cuya vida fue testimonio de amor y servicio.
Su velatorio se realiza en la iglesia Nuestra Señora del Pilar en Arizona y su sepelio se tiene programado para el miércoles 12 de marzo en el cementerio general del barrio El Venado en Arizona.