Carolina Alduvín
Una vez pasadas las elecciones primarias a las que estamos convocados el próximo domingo, quedará demostrado que el partido de gobierno, no tiene el suficiente caudal de electores como para que su antipática candidata triunfe en las generales de noviembre, si ambos procesos son limpios; tanto en las urnas, como en las computadoras. El cierre de campaña fue un fiasco, ni con burócratas amenazados con su derecho al trabajo lograron una ocupación aceptable del local seleccionado, la farsa no sirvió más que para complicar las vidas de los vecinos y de quienes por ahí deben transitar. Toca ahora a los observadores electorales, vigilar que no inflen los números de quienes obligados lleguen a sus urnas, y lo manifiesten anulando el voto.
Los partidos tradicionales deben aprestarse a formar la necesaria coalición que no permita la menor duda del estrepitoso fracaso que les espera a los liebres, para que el megafraude que necesitan para quedarse a proseguir con sus satánicos planes de hundirnos en el socialismo. Desde hace unos días circula en redes, denuncia –naturalmente anónima— sobre un grupo de activistas obteniendo compensaciones de varios cientos de lempiras por el día y unos cuantos más por trabajo nocturno en el interior de una imprenta, que consiste en llenar con una X en la casilla presidencial en cientos de paquetes de papeletas electorales. Algo que el CNE debería investigar, ¿de dónde salen esas papeletas? O ¿son espurias? ¿tal irregularidad, de llegar a las JRV, será reportada por un grupo de observadores a todas luces izquierdosos que, incluso con pronunciada falta de ética, tiene en sus filas a empleados del gobierno? Y ¿los milicos?
Luego de las primarias no habrá Liberales y Nacionalistas que se dividan en ganadores o no; unidos no habrá quien les gane el rescate del país; unidos, los liebres no los podrán dividir, quebrantar, segregar o debilitar. Juntos deben disponerse a echar del poder a esta partida de aliados a narcotraficantes, de vendepatrias al gigante asiático que ya nos propinó una gran revolcada en el comercio internacional, que no sólo ahuyenta nuevas inversiones, sino que propicia el desempleo al obligar el cierre de numerosas fuentes de empleo y cuya candidata en su emético discurso sólo arenga a la confrontación estéril.
Es responsabilidad y compromiso de cada líder nacional, departamental y municipal, mantener un comportamiento ejemplar, así como garantizar la cohesión de sus bases, enviando una señal clara de auténtica oposición a este nepótico y corrupto gobierno, mediante una imbatible coalición. Deben estar listos a impulsar mediante claras consignas que van unidos por Honduras contra la dictadura socialista del siglo XXI, proyectando una imagen sólida y unificada. El mensaje debe ser claro y contundente en la unidad y esbozar sus planes de trabajo hacia las generales. Las de este año no son elecciones como de costumbre, está amenazada la existencia no sólo de nuestra democracia en construcción, sino la caída en brazos de la mafia internacional FSP.
Se espera que la cohesión de liderazgos, integre un equipo de pensamiento y estrategia de avanzada para el rescate del país y que mantengan posiciones según los mejores perfiles para una cúpula de gobierno con claridad de su papel como funcionarios trabajando en los mejores intereses de su población. Con comportamiento ético abierto al escrutinio e incólumes ante la intromisión de la izquierda y sus ineptos actores. Honduras necesita transformaciones contundentes en los ejes económico, social, político, ambiental y de seguridad; no podemos improvisar ni quejarnos del desastre que los liebres están dejando a su paso. El papel de una coalición debe ser futurista, reconstructivo y corresponsable con los deberes ciudadanos.
Debe presentarse un excelente Plan de Gobierno, que sea a la vez plan de desarrollo, con bases científicas, legales y estructurales de gestión pública. Tomando como base lo mejor de los planes de cada partido, el más reciente presupuesto aprobado por el CN y llevando equipos de trabajo sectoriales, con especialistas y personal de apoyo que levanten diagnósticos con datos e indicadores de la situación actual y prospectiva de inversión pública. El equipo diseñará los perfiles profesionales de los futuros funcionarios, para que exista un concurso público sano, basado en competitividad, mérito, experiencia y capacidad, que rompa de una vez por toda con el nepotismo imperante y con la tolerancia a las actividades del crimen organizado.