Oscar Lanza Rosales
La semana pasada se realizaron los debates patrocinados por el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), con el apoyo de otras organizaciones, entre los precandidatos que participarán en las próximas elecciones internas de los tres principales partidos políticos del país.
Lamentablemente, de los diez precandidatos, sólo participaron siete: Ana García, Jorge Zelaya y Roberto Martínez por el Partido Nacional (PN); Maribel Espinoza, Jorge Cálix y Luis Zelaya por el Partido Liberal (PL); y sólo Rasel Tomé por Libre. En ese orden, estuvieron ausentes tres precandidatos, uno por cada partido: Tito Asfura, Salvador Nasralla y Rixi Moncada.
En países con democracias avanzadas, los debates son fundamentales, ya que no solo permiten que los ciudadanos conozcan mejor a quienes aspiran a gobernar, sino que también permiten a los votantes la oportunidad de escuchar directamente las propuestas de los precandidatos sobre temas cruciales; evaluar el carácter, capacidad, liderazgo y visión de país de cada aspirante; y motivan a más personas a involucrarse en el proceso electoral, incluso a participar en campañas.
En general, los debates en elecciones primarias o generales son una herramienta clave de madurez democrática para que los ciudadanos tomen decisiones informadas y para que los partidos políticos elijan a los mejores candidatos. Por eso, los tres precandidatos ausentes, ya sea por timidez, por evitar la exposición o por soberbia, perdieron la oportunidad de aprovechar este evento para cumplir con estos objetivos.
Conversando con un importante analista de nuestro medio, él mencionaba que este evento del COHEP no fue un debate, en el sentido estricto del término, como los que se realizan en países como Estados Unidos y México, que permiten la confrontación de ideas y soluciones entre los candidatos, lo que brinda a los votantes la posibilidad de sacar sus propias conclusiones. Además, estos ejercicios contribuyen con los contendientes, al desarrollo de habilidades para expresar ideas con argumentos sólidos, promoviendo el pensamiento crítico, el análisis y la evaluación de propuestas.
Concluimos con mi amigo que el evento del COHEP fue más un conversatorio de exposición de ideas que un verdadero debate. En particular, Rasel Tomé, al estar solo, aprovechó la oportunidad para dar un discurso propagandístico y populista.
En general, los precandidatos presentaron propuestas, pero sin profundidad. No detallaron cómo las implementarían. Algunos respondieron para ganar simpatía, centrándose en criticar las fallas del gobierno actual sin explicar cómo harían las cosas de manera diferente. No obstante, se realizaron propuestas con algo más de sustento, como la instalación de la Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (CICIH) y la georreferenciación de los delitos; sin embargo, no señalaron cómo se financiarían y ejecutarían estas iniciativas.
Las propuestas de nacionalistas y liberales casi son iguales, pero algunas diferencias podrían ser, que el PN enfatizó el uso de tecnología y el fortalecimiento de programas sociales gubernamentales ya existentes, que se promovieron en los gobiernos de Juan Orlando Hernández y continúan en la actual administración. Estos programas, en esencia, son medidas de asistencia social. Por otro lado, el PL apostó por una reforma estructural en la administración del Estado y un mayor protagonismo del sector privado.
El debate sirvió para exponer diferencias entre los precandidatos, pero muchas respuestas parecieron más un trámite para cumplir con la dinámica del evento que un verdadero compromiso con la formulación de soluciones efectivas.
En cuanto a la temática, se echaron de menos asuntos de gran trascendencia para el país, como el medioambiente y el cambio climático. Honduras es extremadamente vulnerable a fenómenos naturales como los huracanes, que periódicamente destruyen la infraestructura, causando pérdidas humanas y materiales, como ha sucedido con los huracanes Fifí, Mitch, Eta e Iota.
Al COHEP y a las demás instituciones patrocinadoras hay que felicitarlas por organizar este evento. Es un buen inicio y un ejercicio necesario para avanzar en nuestro proceso democrático. Sin embargo, es fundamental sistematizarlo y perfeccionarlo a corto plazo para que rinda frutos en la antesala de las elecciones generales del próximo mes de noviembre. Ojalá otras organizaciones importantes del país sigan el ejemplo del COHEP.
Finalmente, Honduras no puede permitirse debates superfluos ni precandidatos que evadan temas fundamentales. La población debe exigir respuestas claras y viables. Asimismo, los medios de comunicación, que no han dado suficiente cobertura ni importancia a este evento, deben asumir su responsabilidad como garantes de un proceso electoral transparente e informado. Sólo a través de un debate serio y bien estructurado podremos fortalecer la democracia y dar un primer paso hacia la transformación que el país necesita.