Elsa Ramírez*
Dedicamos a nuestros amables lectores la entrevista realizada recientemente a la distinguida dama licenciada en periodismo Ney Edelmira Reyes, conocida por haberse destacado en el campo de las relaciones públicas por más de tres décadas; laboró en diferentes medios de comunicación y en la actualidad pertenece a organizaciones de carácter cívico cultural y, ha hecho y sigue haciendo de la narrativa su pasión.
¿Qué es lo que más recuerda de su infancia?
—De mi infancia recuerdo la hacienda de papá, mi abuela Juana Licona, a las tías que ayudaban en la hacienda, María, Munda y Tránsito, Heliberto que era el mayordomo, Cutucho era el que jalaba los almuerzos y Tío Mario que se reía de todos.
¿Qué fue lo que más le marcó en su vida durante la época que vivió en la Hacienda El Alto?
—Los rezos de San Isidro y San Antonio con la llegada de personas que vivían en las haciendas vecinas como las del primo Agrecio, Alonzo Elvir y los Carrasco. Yo era para mi abuela muy inteligente porque sabía contestar el Rosario.

¿Cuántos años tenía cuándo despertó en usted su mundo literario?
—Cuando tenía unos 14 años, antes la profesora Berta de Silva, directora de la escuela en Talanga nos había enseñado a bailar ballet, palabra que era desconocida en el pueblo. Allá leí mi primera novela, Blanca Olmedo que me prestaba doña Sara Medina y que aseguraba era prima de la autora.
¿Cuál fue el impacto del talento de su abuela en su vida?
—Siempre la vi como una abuela mágica que sabía de todo y todo le salía bien, como la historia del árbol de aguacate que dio frutos ricos todo el año, gracias a la ceniza que le puso de los chapulines que ella misma quemó.
¿Qué ha significado para usted trabajar como periodista en medios radiales, escritos y televisivos?
—Conocer personas de diferentes estratos sociales y tratarlos de diferente forma. Aprender a redactar siendo a veces muy descriptiva y otras lacónica, lo que mejoró mucho mi dicción, sobre todo en radio y televisión.
¿Cuáles son los temas que aborda en su obra literaria?
—En mis obras literarias abordo temas sencillos y cotidianos, vivencias de las personas, la ausencia de la energía eléctrica, agua potable, la alegría de las celebraciones religiosas como Semana Santa, Feria Patronal, 15 de septiembre, la llegada del obispo al pueblo cada cuatro o cinco años, las bodas o los entierros de los seres queridos y los viajes en camiones o a caballo.
¿Qué autores han influenciado en su trabajo literario?
—En mi trabajo literario han influenciado Toño Rosa con sus libros Tegucigalpa de mis primeros años; Mis tías Las Sanatas; Tegucigalpa de la juventud; Gabriel García Márquez con 100 años de soledad; El coronel no tiene quien le escriba y La cándida Eréndira y su abuela desalmada.
Puede hablarnos un poco de: «Cuentos de mi pueblo», 2012. «Domingo de elecciones», 2013. «Tata Ruper y sus cuentos», 2015 y «La abuela mágica», 2017.
“Cuentos de mi pueblo” Narra la vida en el campo y como se reside en una hacienda donde los empleados viven en la casa principal, duermen en hamacas en el cuarto de “la troja” o sea donde se guarda el maíz, los frijoles, los ayotes y otros artículos.
“Tata Ruper y otros cuentos” Aquí se dan a conocer los nombres de algunos pueblos hondureños, con la idea primordial que se conozcan fuera de nuestro país como Cantarranas, Alauca, Amapala y Tegucigalpa; son diferentes cuentos desarrollados en pueblos distintos con un toque de picardía y buen humor, siempre dentro del quehacer de sus habitantes, resaltando lo mejor y lo más divertido en cada una de las personas.
“La abuela mágica y su nieta” Es la expresión del amor de una abuela por su nieta y la admiración de ella hacia su abuela, al grado que la considera mágica, después que le habla de sus vivencias en el pueblo, de cómo se presentaban y cómo se resolvían los problemas cotidianos.
“La Glorieta de Paquita” Describe la vida en un pueblo donde no hay energía eléctrica y el único lugar para relajarse es este, La Glorieta, exclusivo para hombres, aquí se cuentan todos los chismes del pueblo, algunos ciertos y otros inventados. Es sin duda el único sitio para pasar un rato agradable y relajado. (Talanga, F.M.).
“Domingo de elecciones” es de tipo político, ya que detalla los hechos de la cuarta urna, suceso histórico en el país, que incluye a muchas personas, aquí los nombres son ficticios pero la actividad fue cierta… sobre todo, cómo sobreviven los más pobres, y la huida de muchos a otros países cargados de dinero, estos son los políticos, un hecho real pero contado de manera jocosa y con nombres ficticios.
¿Puede hablarnos de sus próximas actividades literarias?
Pretendo abrir un espacio para que los jóvenes en escuelas y colegios lean mis libros, empezando por Tegucigalpa y continuando en Talanga, Marcala y Juticalpa.
¿Qué mensaje le comparte a los escritores especialmente a los que les encanta la narrativa?
—Los animo a que narren de forma sencilla usando palabras arcaicas como ellos hablan, porque lo sencillo se entiende y las personas lo disfrutan. La meta es siempre hacer reír a mis lectores y que conozcan los jóvenes cómo se vivía antes, lo sencillo de la vida y los adultos lo recuerdan.
“Un pasado que fue menos complicado donde lo último que se perdía era la esperanza”
*Licenciada en Comunicación Social y Publica.