Amistad, divino tesoro

Celebramos el 14 de febrero, el día consagrado al amor entre parejas y la amistad, como un tipo de relación afectiva entre dos personas, en la cual interviene un cierto grado de camaradería, confianza, desprovisto de las connotaciones románticas como en el primer caso. Las frases alusivas sobre todo al tema de la amistad, solemos compartir por diferentes medios, particularmente por el intercambio epistolar en nuestros correos de WhatsApp. Empiezo con uno que dice: “La gente deja huella en la vida, los amigos en el corazón”.

Yo agregaría, “los buenos amigos”, no hablaría de “amigos en general”. Habrá que especificar. ¿Por qué razón? Un buen amigo es como un perfume, si es original, siempre sentirás su presencia. Si es falso, lo sentirás solo un rato. De aquí que se diga que “la vida es como un libro. Algunos amigos están en una página, otros solo en un capítulo, mientras los verdaderos están en toda la historia”, de tal suerte que la verdadera amistad puede tener muchas comas, pero jamás un punto final.

¿Entonces quien tiene un amigo? Otra reflexión nos invita a considerar que “sólo entre la gente de bien puede existir la amistad, ya que la gente perversa solo tiene cómplices; la gente interesada, tiene socios; la gente política, tiene correligionarios; la gente de la realeza tiene cortesanos; únicamente la gente buena, tiene amigos”. Y más aún, podemos hablar de compañeros de trabajo, colegas, vecinos, paisanos… conocidos en términos generales, pero, ¿amigos en el estricto sentido de la palabra? No necesariamente.

De aquí, que “un amigo, es quien le bastan unos momentos para dibujarte una sonrisa. Es aquel que, aun a la distancia, siente el dolor de tu corazón y te abraza con el alma, es un hermano que no lleva tú misma sangre y sin embargo te entiende, es un paraguas para cuando te llueve la vida”. Por eso en la vida es importante tener un amigo que sea, a la vez espejo y sombra. El espejo nunca miente y la sombra nunca se aleja. Por tanto, cuando entres al corazón de un amigo no importa el lugar que ocupes, lo importante es que nunca salgas de allí.

¿Y qué hay de las amistades que llevan años, respecto a las nuevas que puedas tener? Bueno, los viejos amigos son como el oro, y los nuevos como los diamantes. Si tú tienes los diamantes no te olvides del oro, porque para sostener un diamante siempre necesitas una base de oro. Ahora bien, ¿cómo preservar un amigo? Al menos tres cosas son necesarias: Honrarle cuando esté presente; valorarlo cuando esté ausente, y asistirlo cuando lo necesite. Dicho ello sin perder de vista que una gran amistad tiene dos ingredientes principales: El descubrimiento de lo que nos hace similares y el respeto por lo que nos hace diferentes. Quien tiene amigos así, tiene un gran tesoro.

J.J. Pérez López.

Barrio El Manchén.

Tegucigalpa, M.D.C.

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