El Parlamento francés aprobó este jueves la prohibición de los cigarrillos electrónicos desechables, de moda especialmente entre los jóvenes, convirtiéndose en el segundo país de la Unión Europea en proscribirlos tras Bélgica.
Esos aparatos, de sabor azucarado o afrutado y con un envase de vivos colores que recuerda a las golosinas, se venden a un precio módico. Aunque su venta está prohibida a los menores, despertaron preocupación por el riesgo de adicción de los jóvenes.
Además de las consecuencias sanitarias por su contenido en nicotina, los cigarrillos electrónicos de usar y tirar, conocidos como ‘pufs’, también presentan un desafío medioambiental, pues están hechos de plástico y contienen una batería de litio no reciclable.
«Se trata de una victoria importante en una doble batalla que venimos librando: la batalla ecológica contra las baterías de litio (…) y la sanitaria por nuestros jóvenes, que son el blanco de este consumo, cada vez más peligrosos», declaró a AFP la exdiputada Francesca Pasquini, artífice de la ley. (AFP)