Creador del SIAFI, y especialista en presupuesto general, Carlos Avilez busca aliados nacionales e internacionales para echar andar su proyecto que acabaría, asegura, con uno de los mayores generadores de la pobreza: El desempleo. Su teoría, plasmada en su libro, “El fin del desempleo”, implica el curso legal de una moneda paralela al lempira, que haría producir con financiamiento fresco al actual batallón de desocupados. Admite que su propuesta puede ser considerada una locura, pero se remite a las pruebas y reta a debatirla o que le den la oportunidad de demostrarla. Con ese fin le escribió una carta al FMI y le dice al gobierno que pueden empezar un programa piloto en el Bajo Aguán.
¿Su primer trabajo?
Conserje en varias empresas, mientras estudiaba.
¿Fue profesor de la UNAH?
Sí, un buen tiempo di Costos y Contabilidad.
¿Qué piensa que no haya presupuesto aprobado en este momento?
Recuerde que si no hay un presupuesto aprobado, se puede seguir trabajando con el anterior, pero lo que veo, actualmente, es que hay un problema político de fondo por hacerle la vida difícil al gobierno como lo hacían ellos en el gobierno anterior, conste, yo no estoy de ningún lado.
¿Cuán grande es el presupuesto general?
Definitivamente, muy grande, no corresponde a un país tan pobre como nosotros y eso lo vemos claramente, por ejemplo, en la cantidad de diputados que hay, son 128 diputados y 128 diputados suplentes y a todos hay que pagarles. Entonces, usted se pregunta si con 50 diputados podríamos hacer el mismo o mejor trabajo.
¿Cómo estarán las demás instituciones?
Ni me quiero imaginar, como le decía, eso hace que lo poco que producimos lo consuman esas personas que no son productivas. Imagínense, por ejemplo, ahora, estamos en un proceso electoral, no tengo nada contra eso, porque eso es lo que la gente quiere, pero dígame usted un país tan pobre como nosotros gastando esa gran cantidad de millones sin necesidad, por eso la cobija de los impuestos no da para financiar tanto gasto.
¿Cómo sería la ejecución ideal del presupuesto?
Con base a resultados. Por ejemplo, le voy entregar, digamos, mil millones al Hospital Escuela, pero ¿contra qué? Bueno, que me entregue, cinco mil partos o 20 mil cirugías de niños. De decir, entre más productivo sean ellos más fondos se les asigna.
¿Y esas partidas confidenciales?
Bueno, esa es otra de las críticas y la pregunta es ¿para qué? Usted tiene que argumentar la entrega de fondos públicos contra resultados de bienes o servicios.
¿Y en este Poder Judicial está proporcional ese presupuesto?
No le puedo opinar porque no lo conozco. No he hecho ese análisis. De hecho, la crítica es para el presupuesto general, no para una institución específica y debe servir de orientación para administrar los recursos del país.
¿Por qué casi todas las compras del gobierno son más caras?
Por todo lo que estamos hablando, no somos eficientes en el uso de los recursos públicos, tenemos una burocracia tan carísima y hay mucha corrupción, se roban las medicinas, se pagan horas extras por hacer nada, en fin.
¿Cuánto se gasta el salarios?
El 84 por ciento del presupuesto general se va en salarios, entiéndase, por salario, contratar a cualquier persona, no una persona productiva, hay un montón de gente que no hace, prácticamente, nada, pero están devengando hasta mejores sueldos que los que son productivos.
¿Qué tanto afecta el nombramiento de personas sin los requisitos en puestos claves?
Se pierde credibilidad, ¿por qué cree que no calificamos a la Cuenta del Milenio? No hay quién persiga la corrupción, si ellos mismos son producto de la designación por dedo de un partido. Entonces, ¿cómo cree que van a manejar el presupuesto?
Cada año, el presupuesto es más grande, ¿es normal?
Es muy normal, tanto por la inflación como por el crecimieto vegetativo de la población, por ejemplo, cada año aumentan los nacimientos de niños. Lo que no es normal, es que aumente el presupuesto y hayan menos servicios y bienes, pero como somos ineficientes y corruptos, aumentan los costos y disminuyen los servicios. En esencia, ese es el problema que tenemos con la administración pública.
Siguen apareciendo planillas fantasmas, ¿no hay controles?
Claro que los hay, pero somos bastante ineficientes, comenzando por ese elefante blanco que se llama Tribunal Superior de Cuentas.
Como creador del SIAFI, ¿ha funcionado esta herramienta para controlar el presupuesto?
Mire, yo fui el primer consultor que tuvo el gobierno en este proyecto, trabajé en la arquitectura con unos consultores extranjeros. La intención fue siempre tener un control cuantitativo del dinero y entiendo que se ha actualizado y fortalecido.
¿Puede el SIAFI controlar, por ejemplo, la compra de boletos de un avión en una ferretería?
Ningún sistema va a poder hacer eso porque es cuestión de la corrupción. Es algo que está adentro de la persona, una colusión del comprador y el vendedor y no hay sistema que lo controle.
¿Cómo está el país por el lado del empleo?
Hay demasiada gente dedicada a actividades que no son productivas y los trabajos verdaderamente productivos no son bien pagados, entonces, hay una desigualdad generalizada en la distribución de la riqueza, por eso, la gente ya no quiere vivir acá.
En otro de sus libros usted propone el fin de desempleo, ¿es posible?
Lo que yo propongo en mi libro es una nueva teoría para combatir el desempleo, hasta se la hice llegar al FMI, pero para entender este alcance que yo estoy expresando, hay que hacer un esfuerzo grande y se necesita mucho tiempo para explicarlo y comprenderlo.
¿A qué se contrae, básicamente, su teoría?
Mire, el 40 por ciento de las personas están fuera del ámbito de la cobertura del dinero, que lo controlan unas pocas empresas y personas y que solo emiten dinero para el trabajo que ellos controlan, nadie les presta pudiendo producir. Un albañil, por ejemplo, puede producir 10 casas, con financiamiento, pero si no se lo dan solo produce una. Si este albañil pudiera tener acceso a un tipo de dinero que le financiara su mano de obra que no es aprovechada, sería más productivo.
¿A qué se refiere con un tipo de dinero?
Imagínense todas las personas que pueden dedicarse a producir zapatos, pantalones y alimentos, financiando sus capacidades con otro tipo de dinero que no se llame Lempira, que se llame Morazán, por ejemplo, ese montón de gente que está desempleada empezaría a producir.
¿Pero cuál sería la diferencia con respecto a esos bonos, transferencias monetarias y tantos otros financiamientos que dan los gobiernos?
El tipo de dinero, el tradicional que es el lempira y uno adicional que se salga del esquema tradicional, respaldado por la producción. Ese dinero que da el gobierno sale de algún lado y no se le puede dar a tanta gente, que puede producir algo con un dinero adicional.
¿Y el dinero de los bancos?
El banco no puede producir dinero. Es un tema realmente complicado entenderlo, cuando presenté mi libro con esta teroría a exministros de Economía, al Colegio de Economistas, se sorprendieron de ver que la economía puede funcionar con un tipo de dinero adicional. Insisto, esto es difícil técnicamente comprenderlo, pero es la solución. El dinero protege a una clase social, pero desprotege a la mayoría.
¿Y quién debería impulsar esta iniciativa?
El gobierno podría desarrollar un proyecto piloto, por ejemplo, en el Bajo Aguán donde un carpinero que produce escritorios bien bonitos va un banco X y le hacen un préstamo con el nuevo tipo de dinero, compra al mercado los insumos y produce, entonces, ahí se reactiva la economía y la economía no está en manos de unos pocos.
¿No teme que lo consideren loco al proponer semejante teoría?
A Galileo casi lo queman cuando dijo que la Tierra era redonda y se movía, soy un investigador, con doctorados, libros, no me voy a aventurar a decir algo si no lo puedo probar. Los invito a que lean mi libro, es necesario un nuevo orden monetario. La economía en la actualidad es un emporio controlado por unos pocos.
ÉL ES…
Carlos Enrique Avilez Rodríguez nació el 25 de noviembre de 1956 en Tegucigalpa. Hizo estudios primarios en la Escuela Moseñor Fiallos de Comayagüela y la secundaria en el Instituto Central Vicente Cáceres y en el Instituto Luis Andrés Zúniga. Es licenciado en Finanzas por la UNAH con dos maestrías y dos doctorados en Estados Unidos y México. Actualmente, es jefe del Departamento de Contabilidad de la CSJ.