Por: José Rolando Sarmiento Rosales
Terminando el año 2024 y llegando el 2025 la existencia en los países de Latinoamérica de 200 millones de habitantes afectados por la pobreza, descubrimos que esta zona del continente americano podría convertirse en uno de los principales proveedores de alimentos del mundo, lo cual resulta esperanzador, pero de ello hablaremos en otra ocasión en la Página de Opiniones de Diario LA TRIBUNA. Hoy nos concentramos en los resultados publicados de un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre los estadios de la pobreza en nuestros países, por supuesto entre ellos nuestra patria Honduras, razón de más para interesarnos en difundirlo, para lo que nos corresponde en la búsqueda de soluciones a este flagelo que abate a buena parte de nuestra población, sea del área rural o urbana.
El drama que persiste en América Latina: la pobreza sigue afectando a más de 200 millones de personas. Un informe del BID muestra que la región sigue atrapada en la desigualdad. La mitad de las personas en situación de indigencia están concentradas en tres países, siendo el caso de Venezuela especialmente crítico. El 39% de los pobres son menores de 15 años. Un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) revela que, a pesar de los avances logrados durante las primeras dos décadas del siglo XXI, la pobreza sigue afectando a más de 200 millones de personas en América Latina y el Caribe, de las cuales cerca de 100 millones viven en condiciones de pobreza extrema. La investigación, titulada “Diez hallazgos sobre la pobreza en América Latina y el Caribe”, ofrece un análisis detallado sobre la magnitud, distribución y características de la pobreza en la región, así como sobre las condiciones de vida de quienes la padecen.
El estudio utiliza un enfoque descriptivo basado en encuestas de hogares, comparando personas por debajo y por encima de distintas líneas de pobreza. Se establecen dos umbrales principales: pobreza extrema (menos de USD 3.65 por persona al día) y pobreza moderada (entre USD 3.65 y USD 6.85), utilizando la paridad de poder adquisitivo de 2017. La investigación abarca 18 países de América Latina y el Caribe, utilizando datos desde 2003 hasta 2023, principalmente a través de encuestas de hogares y, en algunos casos, encuestas de fuerza laboral. El cálculo de pobreza se realiza a nivel de hogar, dividiendo el ingreso total (que incluye ingresos laborales, no laborales y beneficios no monetarios) entre el número de miembros del hogar. Varios países quedaron fuera del análisis por falta de datos comparables o actualizados, incluyendo Nicaragua, Haití, Belice, Bahamas, Surinam y Trinidad y Tobago. El informe identifica que más de la mitad de las personas en pobreza extrema están concentradas en tres países: Brasil, México y Venezuela.
“Estos tres países concentran el 60% de los pobres y el 59% de los extremadamente pobres de la región”, señala el documento. Esta realidad plantea la necesidad de implementar políticas focalizadas en estos países para abordar las causas estructurales que perpetúan estas condiciones. La pobreza tiene rostro urbano, pero persisten desafíos rurales. El estudio detalla que dos tercios de las personas en situación de pobreza y poco más de la mitad de aquellas en pobreza extrema residen en áreas urbanas. Sin embargo, esta distribución varía considerablemente entre países. Mientras que en Bolivia y Guatemala la pobreza extrema está fuertemente concentrada en zonas rurales, en países como Chile y Uruguay el problema tiene un rostro predominantemente urbano. Esta diferencia geográfica plantea desafíos específicos, por lo que las estrategias para abordar la pobreza en contextos urbanos difieren de las necesarias para las zonas rurales, donde la falta de infraestructura y servicios básicos suele ser más pronunciada, según los autores del informe Jillie Chang, David K. Evans y Carolina Rivas Herrera.
Grupos más afectados: niños, afrodescendientes e indígenas. El informe revela que ciertos grupos demográficos enfrentan mayores niveles de pobreza. Los afrodescendientes, los pueblos indígenas y los niños tienen entre 11 y 15 puntos porcentuales más probabilidades de ser pobres que el promedio de la población. La infancia es particularmente vulnerable: el 39% de las personas en extrema pobreza en la región son menores de 15 años. Las tasas de pobreza infantil en América Latina siguen siendo alarmantemente altas, lo que perpetúa un ciclo de pobreza intergeneracional difícil de romper sin intervenciones efectivas. “Los hogares con niños también tienen más probabilidades que la media de ser pobres, los niños tienen 14 puntos porcentuales más de probabilidades de ser pobres que el conjunto de la población (47% frente al 33%)”, según el informe. Además, los hogares pobres tienden a tener más jóvenes y menos adultos mayores en comparación con los hogares no pobres.
La persistencia de la pobreza crónica. Uno de los hallazgos más significativos es que la pobreza extrema tiende a ser crónica. La pobreza en América Latina y el Caribe se redujo casi a la mitad desde 2003, pasando del 58% al 30% en 2023. Sin embargo, la mayor parte de esta mejora ocurrió durante la primera década del siglo, impulsada en gran medida por el auge de los precios de las materias primas.