Nos unimos en esta conmemoración para alzar la voz contra la violencia que tantas mujeres hondureñas enfrentan cada día.
La violencia contra la mujer no es solo un problema individual; es una herida que duele en el corazón de nuestras familias, comunidades y nuestra nación entera, dijo la precandidata presidencial, Ana García.
Como mujer, como madre, como hondureña, entiendo el profundo impacto que tienen estas agresiones. Detrás de cada cifra, hay una historia, un rostro, un sueño truncado.
No podemos ser indiferentes. Es nuestra responsabilidad colectiva trabajar para que ninguna mujer tenga que vivir con miedo en su hogar, en su trabajo o en cualquier ámbito de su vida, dijo.
En este contexto, quiero hacer un llamado especial al Congreso Nacional para que apruebe sin más demora la Ley contra la Violencia Política hacia las Mujeres. Porque cuando una mujer es intimidada, atacada o silenciada en su lucha por participar en la vida política, no solo pierde ella; pierde nuestra democracia, pierde Honduras.
Hoy reafirmo, dijo, mi compromiso como mujer y como política para trabajar incansablemente por una Honduras donde cada mujer pueda vivir con dignidad, respeto y seguridad. Sueño con un país donde nuestras hijas crezcan sabiendo que tienen el derecho de soñar en grande y la certeza de que esos sueños pueden hacerse realidad.
A todas las mujeres hondureñas, quiero decirles: no están solas. Desde cada rincón de nuestro país, nos levantamos juntas, con fuerza, determinación y esperanza. Sigamos alzando la voz, porque nuestro mensaje es claro: no aceptaremos la violencia, y seguiremos luchando hasta que la igualdad y el respeto sean la norma y no la excepción.
Hoy, como todos los días, estoy con ustedes. Con cada mujer que ha sido silenciada, con cada madre que lucha por sus hijos, con cada joven que sueña con un futuro mejor. Juntas y juntos, construiremos una Honduras donde las mujeres vivamos sin miedo, con libertad y con esperanza.