El internista, Omar Videa, advirtió sobre un incremento de casos de COVID-19 en las últimas semanas, indicando que uno de cada cinco pacientes que consulta da positivo, este aumento estaría vinculado a nuevas variantes detectadas en Estados Unidos.
A pesar de que las estadísticas oficiales han dejado de actualizarse regularmente, se estima que Honduras acumula 473,256 casos y 11,118 fallecimientos, aunque las funerarias sugieren que la cifra de muertes podría ser el doble.
El médico recordó que las primeras pacientes positivas del reciente brote fueron dos mujeres procedentes de España y Suiza que ingresaron al país por Tegucigalpa y San Pedro Sula.
Videa señaló que muchas personas acuden con síntomas leves, como dolor de cabeza, y resultan positivas, lo que confirma la necesidad de mantenerse alertas, además, advirtió que el flujo migratorio de diciembre y enero podría intensificar los contagios, por lo que instó a la población a retomar las pruebas diagnósticas y las medidas preventivas.
Aunque el COVID-19 ha quedado en segundo plano, los expertos recalcan que el virus no ha sido eliminado y sigue siendo una amenaza latente.
«Ante el aumento de casos de COVID-19 y otras enfermedades respiratorias se recomienda mantener el uso de mascarilla en personas con síntomas”, recomendaron las autoridades sanitarias.
Los expertos también buscan entre los enfermos, nuevas variantes que circulan en la región, y que son: KP y sus sublinajes KP.1, KP.2, KP.3; también JN.1 y sus subvariantes KS.1, LP.1 o LU.1 y LU.2
Para la Universidad Johns Hopkins a estas variantes se les conoce con el acrónico en inglés FLiRT.
«El término FLiRT se utiliza para describir a toda una familia de variantes diferentes (incluidas KP.3, KP.2, JN.1.7 y cualquier otra variante que comience con KP o JN) que parecen haber adquirido de forma independiente el mismo conjunto de mutaciones».