Se lo dije a Mel

Dr. Dennis A. Castro B.*

El formaldehído (formalina), en industrias lácteas en los países subdesarrollados, resulta que es un compuesto químico que ha sido utilizado en diversas industrias por su capacidad para prevenir la descomposición de productos orgánicos y como agente antimicrobiano. En algunos países en subdesarrollo como Honduras, Nicaragua, etc., donde el acceso a la tecnología de refrigeración y preservación adecuada es limitado, el formaldehído ha sido empleado de manera ilícita en la conservación de productos lácteos. Esta práctica es preocupante, ya que existen evidencias científicas que asocian la exposición al formaldehído con ciertos tipos de cáncer, entre ellos el de próstata y el de mama. Los efectos del formaldehído en la preservación de lácteos, su impacto en la salud pública y la posible relación entre esta sustancia y el desarrollo de cánceres, especialmente en contextos de países en subdesarrollo es un hecho incontrovertible, demostrado y real.

El formaldehído es un líquido incoloro con un olor fuerte y penetrante. Su uso en la industria está ampliamente documentado, especialmente en la fabricación de materiales de construcción, productos de madera, productos de limpieza y conservantes en laboratorios y morgues para preservar tejidos de cadáveres. De acuerdo con Contreras y Gutiérrez (2015), el formaldehído es un compuesto con propiedades antimicrobianas potentes, lo que lo convierte en una opción aparentemente eficaz para inhibir la proliferación de microorganismos en alimentos perecederos, como los lácteos (Contreras & Gutiérrez, 2015, Química y Sociedad).

En países en subdesarrollo, donde los sistemas de refrigeración son limitados ò inexistentes como en nuestro país, algunos comerciantes recurren a la aplicación de formaldehído para prolongar la vida útil de productos como la leche. Sin embargo, el consumo de alimentos tratados con formaldehído representa un riesgo significativo para la salud, pues esta sustancia es tóxica incluso en bajas concentraciones (se lo dije a Mel). La adulteración de productos lácteos con formaldehído es una práctica ilegal y peligrosa. Según Jiménez et al. (2018), en su estudio sobre la conservación de alimentos en países subdesarrollados, la falta de infraestructura para mantener la cadena de frío lleva a algunos productores y vendedores a emplear conservantes no autorizados, como el formaldehído, para extender la vida útil de los productos lácteos (Jiménez et al., 2018, Salud Pública y Seguridad Alimentaria). Esta adulteración no sólo representa un fraude al consumidor, sino que también expone a las personas a compuestos cancerígenos, de ahí que sugerí a Mel, que si queríamos salud pública preventiva ante esos cánceres: se construyeran estratégicamente: instalaciones frigoríficas para uso público de los productores de lácteos, todo de tener alimentos sin formalina y bien preservados para la comercialización sana. Hasta hoy, sin resultados a la sugerencia.

El formaldehído en productos lácteos puede ingresar al organismo a través de su ingestión. Al ser metabolizado, se convierte en formiato y otros compuestos que se han asociado con efectos tóxicos en órganos vitales y sistemas biológicos, causando daños que pueden predisponer a enfermedades crónicas y, en algunos casos, a carcinogénesis.
1. Cáncer de próstata: Diversos estudios han señalado una relación entre la exposición al formaldehído y el cáncer de próstata. Martínez y Ruiz (2017) explican que, al ser un compuesto altamente reactivo, el formaldehído puede causar mutaciones en el ADN celular, lo cual aumenta el riesgo de proliferación de células cancerosas en la próstata (Martínez & Ruiz, 2017, Ciencia Médica y Oncología). La exposición prolongada a este químico, aun en pequeñas dosis, podría afectar el equilibrio hormonal y contribuir al desarrollo de tumores en la próstata. 2.Cáncer de mama: La relación entre el formaldehído y el cáncer de mama ha sido explorada por autores como Gómez y López (2019), quienes argumentan que el formaldehído puede actuar como un disruptor endocrino, alterando los niveles de estrógenos y otras hormonas relacionadas con el cáncer de mama (Gómez & López, 2019, Revista de Oncología y Salud Pública). La exposición a este compuesto podría aumentar el riesgo de cáncer de mama debido a su capacidad de inducir cambios genéticos en las células mamarias. La prevención de ambos cánceres fue mi motivación para decirle a Mel hace 3 años, que un gobierno visionario debe escuchar a la ciencia si le preocupa erradicar un problema grave en la sociedad hondureña. Los resultados están a la vista.

*Especialista en Derechos Humanos.

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