INTERRUMPIMOS la transmisión del último artículo de esta serie educativa respecto al rezago educativo en Honduras que la coloca varios años atrás de otros países más actualizados, y de los obsoletos currículos académicos que en buena medida trancan a los jóvenes graduados obtener trabajos en el mercado laboral. Sacan títulos, cuelgan los cartones como adorno en las paredes de sus habitaciones, para satisfacción de sus padres orgullosos, y salen al mundo de la realidad como ánima en pena en busca de un trabajo acorde con la rama, la ciencia, el arte, que estudiaron, que no encuentran por ningún lado. Dejamos entonces, la continuación de estas necesarias entregas de advertencia sobre la suerte que les depara a ellos y, como consecuencia de la desidia de tomar acciones, al país, si lo que hemos dicho sobre esta calamidad nacional –como en tantas otras ocasiones– entra por un oído y sale por el otro (si es que leen), para ponerlos al tanto del despacho urgente que se presenta de última hora:
“Como todo mundo está enterado –escribe Trump en su cuenta digital– México y Canadá están trayendo crimen y drogas a niveles nunca antes vistos. En este momento una caravana que viene de México, integrada por miles de personas, parecería ser indetenible en su cometido de atravesar la frontera que de momento está abierta. En enero 20, entre una de tantas órdenes ejecutivas que emita, firmaré todos los documentos necesarios para cargarle a México y Canadá un arancel del 25% en todos los productos que entren a los Estados Unidos, y su ridícula frontera abierta. Este arancel (tarifa de introducción a sus exportaciones), permanecerá en efecto mientras esa droga, particularmente fentanilo, y todos los ilegales alienígenas detengan la invasión de nuestra frontera. Ambos, México y Canadá tienen el derecho y el poder absoluto de resolver este largo e hirviente problema, y hasta el instante en que lo hagan es hora que paguen un precio bien grande”. Pues bien, la Sheinbaum ni corta ni perezosa reaccionó mandándole una cartita: Entre otras cosas dice: “Presidente Trump, no es con amenazas ni con aranceles como se va a atender el fenómeno migratorio ni el consumo de drogas en Estados Unidos”. “Se requiere de cooperación y entendimiento recíproco a estos grandes desafíos”; “a un arancel, vendrá otro en respuesta y así hasta que pongamos en riesgo empresas comunes”. “Sí, comunes. Por ejemplo, de los principales exportadores de México a Estados Unidos son General Motors, Stellantis y Ford Motors Company, las cuales llegaron a México hace 80 años. ¿Por qué ponerle un impuesto que las ponga en riesgo? No es aceptable y causaría a Estados Unidos y a México inflación y pérdidas de empleo”. Pero a renglón seguido lo ilustra de algo que seguramente está mal informado. “Ya no llegan caravanas de personas migrantes a la frontera. Aun así, está claro que debemos arribar conjuntamente a otro modelo de movilidad laboral que es necesario para su país y de atención a las causas que llevan a familias a dejar sus lugares de origen por necesidad”. “Las armas no las producimos nosotros, las drogas sintéticas no las consumimos nosotros. Los muertos por la delincuencia para responder a la demanda de drogas en su país, lamentablemente los ponemos nosotros”.
(¿Y cómo crees –tercia el Sisimite– que ese grave conflicto migratorio nos afecta a nosotros? -Pues fácil imaginárselo –interviene Winston– si la gente que aquí no ha podido conseguir trabajo agarra despavorida a buscarlo a otro lado. Y el cruce por el territorio mexicano es endemoniado. Pero va a ser peor ahora. Ni calcular las penurias que atraviesen los peregrinos, ahora que al gobierno mexicano lo obliguen en Washington a apretarles las tuercas. Pues que el Señor los agarre confesados).