Otto Martin Wolf
Entre los muchos misterios que existen en la vida, quizá el más intrigante y difícil de resolver es el que nos deja hechos imposibles de explicar.
Entre las personas escépticas en el mundo yo puedo estar en el primer lugar en la lista, simple y llanamente no creo en nada que la ciencia no pueda explicar.
Así de sencillo, así de complicado. Si existe prueba real lo creo, de lo contrario pertenece al sector de fantasía o misterios y no hay nada que me pueda hacer confundirlo con la realidad.
Tampoco creo en cuentos que alguien me pueda relatar si no existe evidencia.
Dicho lo anterior con toda amplitud y hasta humildad, contaré cosas que me han pasado que no tienen ninguna posible explicación científica, ninguna prueba irrefutable y, sin embargo, son verdaderas porque me han ocurrido a mí.
No hace mucho tiempo, estando en Costa Rica, soñé con el sorteo de la lotería. Un locutor muy bien vestido sacaba las bolitas correspondientes al número ganador del premio mayor de Navidad.
Claramente, sin duda alguna, en el sueño decía tales y cuáles son los números premiados.
Estoy soñando con los números de la lotería??!!
A la mañana siguiente el campeón mundial de la incredulidad salió a la calle, compró el número soñado y le pegó al premio mayor!
Desafortunadamente el sueño no incluyó la serie, sólo el número, pero aun así fue algo de dinero.
Cómo se puede explicar un sueño tan real, por adelantado, sobre un sorteo que no se había realizado y el cual se convirtió en realidad apenas dos días después?
No fue que vi un número en la calle y me sugestioné, no sumé fechas de cumpleaños o alguna de esas “guías” que la gente utiliza para probar suerte con la lotería, soñé con el propio sorteo que, de manera precisa e indudable, se convirtió en realidad. No hay explicación posible, un misterio terrible.
No me lo contaron, me sucedió a mí.
Dos o tres cosas parecidas, aunque no tan precisas, me han ocurrido a lo largo de la vida.
Pero qué de aquellos sucesos que han sido públicos y abiertos al mundo?
Un escritor semi desconocido en su época -Morgan Robertson- escribió una novela sobre un barco llamado Titán, que una noche tranquila cerca de New York chocó contra un iceberg hundiéndose casi de inmediato y provocando muchos muertos.
Para aumentar el misterio, en la novela y la realidad del Titanic las dimensiones de los dos barcos (Titán y Titanic) son las mismas. Además, ambos eran los más grandes del mundo en su momento y, más aún, los dos eran los primeros navíos con tres hélices.
Misterio enorme: La novela fue publicada 14 años antes de que ocurriera la real tragedia del Titanic.
Sobre lo anterior usted puede profundizar hasta donde desee y las coincidencias sólo aumentarán el misterio inexplicable.
En Perú, en la llanura de Nazca, a principios del siglo pasado fueron descubiertos unos dibujos a gran escala hechos con piedras los cuales, en su mayoría, sólo pueden ser vistos desde el aire.
Animales, figuras geométricas, miles de ellas ya habían sido mencionadas en el pasado por el conquistador Pedro Cieza de León allá por 1574.
No hay misterio en quiénes las hicieron y cuándo, lo que es inexplicable es su ubicación; la gran mayoría, las más importantes de “las líneas” sólo pueden ser vistas desde el aire, cosa que de ninguna manera podía ser realizada por sus autores.
Para mí ese es el misterio más grande de la arqueología. Más que las pirámides -quién y cómo las hizo- más que cualquier ruina inexplicable, las Líneas de Nazca se prestan para toda clase de especulaciones, las cuales serán válidas hasta que alguien, científicamente, sin lugar a dudas, pueda explicar para qué las hicieron ya que, repito, sólo pueden ser vistas desde aviones, helicópteros o globos, desde tierra apenas es posible una fracción (lo que mencionó Cieza de León).
No se construye nada que no pueda ser visto por sus autores; en este caso miles de nativos peruanos trabajando bajo un sol terrible durante mucho tiempo, dibujaron con piedras animales como monos, aves, un enorme y bellísimo colibrí y realizaron miles de líneas que no marcan ningún camino, no señalan ninguna dirección y que sólo están ahí por estar, sin uso práctico y sin poder ser vistas desde arriba, desde no podían ser vistas por sus autores.
Le recomiendo que busque Líneas de Nazca -si no las conoce- y vea lo imposible hecho realidad.