JOSÉ CECILIO DEL VALLE COMO ALCALDE DE GUATEMALA

Ayer, 22 de noviembre, se cumplió el aniversario número 247 del nacimiento de José Cecilio del Valle. Como lo he dicho y reiterado en varias ocasiones, la mayor parte de los hondureños conoce únicamente a Valle como el redactor del Acta de Independencia el 15 de septiembre de 1821.

Hoy deseo presentar a Valle como Alcalde de Guatemala, función que asumió el 2 de enero de 1821. Para ello, me valdré de las oportunas investigaciones realizadas por el académico norteamericano LOUIS E. BUMGARTNER, quien, para optar al Doctorado en Historia en la Universidad de Pennsylvania, escribió su conceptuoso libro “JOSÉ DEL VALLE DE AMÉRICA CENTRAL”, (Duke University Press. 1963.) Fue publicado en Honduras en 1997 por la Editorial Universitaria de la UNAH, en ese entonces, bajo la jefatura del escritor Segisfredo Infante, actual ganador del Premio Nacional de Literatura RAMÓN ROSA.

Extraemos de esa valiosa publicación, algunos conceptos que nos permitirán dimensionar la visión de estadista de nuestro José Cecilio del Valle. De inicio, hay que señalar que la Constitución de 1812, encargaba al Ayuntamiento “la supervisión dela salud pública, la preservación del orden público y el mantenimiento de las prisiones, la administración e inversión de los fondos municipales, el cuidado de las escuelas primarias, hospitales, organizaciones de beneficencia, mantenimiento de calles y puentes; y de la promoción de la agricultura, la industria y el comercio”.

Valle, estaba preocupado por el incremento de la violencia en la provincia de Guatemala, por la cual se producían muchos crímenes, que él consideraba deberían ser castigados con las penas más severas, aunque no era partidario de la pena de muerte, que él calificaba como un “aterrador espectáculo”. Valle creía que la violencia solo puede existir en “una nación donde la holgazanería e inmoralidad del pueblo multiplican los excesos”. En tal virtud, imploró al superior gobierno que eliminara de raíz los obstáculos que impedían el adecuado desarrollo de la agricultura, la industria el comercio, para que estuviera disponible el empleo necesario para la felicidad y prosperidad.

En un esfuerzo por llenar cada obligación impuesta por la Constitución al ayuntamiento. Valle hace recomendaciones para más industria y comercio. Ocurre entonces, que, al asumir las Cortes el Baco Mateo Ibarra, el alcalde Valle le propone “que las instrucciones del ayuntamiento deberían incluir una declaración acerca de la facilidad con la que podían ser establecidos molinos de papel y vidrio e industrias de tinte”.

La agricultura era y siempre había sido la principal fuente de riqueza, pero en el siglo XVIII habían empezado a declinar. En 1750 Guatemala pierde el comercio del cacao, “la fuente ancestral de su riqueza”, debido a la competencia que le hacen México y el Perú. Igual ocurre con el añil. Los ingleses le hacían la competencia ruinosa a Guatemala, al vender a precios más bajos. Valle aboga por la eliminación o reducción de impuestos tanto al cultivo del cacao como al añil.

En su famoso periódico “El Amigo de la Patria”, publica ensayos sobre el valor de las estadísticas, presenta información que explica con mayor claridad las razones para la penuria de la agricultura y la industria. Escribe que “estamos en la casi absoluta ignorancia concerniente a nuestras provincias”. Continúa diciendo que “no conocemos la extensión de sus áreas ni la verdadera posición de sus principales lugares”. Aun las “plantas que adornan su superficie” y los “minerales ocultos en sus montañas son desconocidos”. Agrega que “los países más bárbaros han sido mapeados”. “Pero Guatemala después de tres siglos de llamada civilización no tiene un mapa”. “Un gobierno”, insiste Valle, “que no conoce la tierra que gobierna¸ los frutos de esa tierra, ni las gentes que lo habitan, es como un ciego que no ve la casa en que vive”.

La educación de los indios se presentaba como un obstáculo adicional a los restringidos fondos que Valle resume en el título de un pequeño editorial: “Merezcamos la confianza del indio”. Adversa que las leyes que prohíben a españoles y ladinos vivir en poblaciones indígenas, fueron decretadas para proteger a los indios, solo han servido como “pared de separación”, previniendo la trasferencia de cultura de los españoles a los indios, aboga entonces, porque en las escuelas se imparta la educación a españoles, ladinos e indios, derribando el muro que los divide.

Ese era nuestro José Cecilio del Valle. Aprendamos de él.

Tegucigalpa, M.D.C., 23 de noviembre de 2024.

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