REFLEXIONEMOS: “Las inundaciones de siempre y otros temas…»

German Edgardo Leitzelar Hernández*

La exposición a eventos catastróficos como incendios e inundaciones es una realidad recurrente. Sin embargo, enfrentamos estos desastres como si SARA o los incendios del verano fueran sorpresas inevitables, ignorando que afectan los mismos lugares cada año. Esto refleja nuestra falta de preparación y previsión.

Adoptar una cultura preventiva podría transformar nuestra reacción ante estos eventos. Acciones como la creación de fondos de emergencia, construcción de recintos multiusos que funcionen como albergues en crisis, planes de evacuación, infraestructuras resistentes y personal capacitado podrían minimizar daños y salvar vidas. La ausencia de estas medidas nos deja reaccionando en lugar de anticipándonos, permitiendo que los desastres sigan causando estragos sin cambios significativos, y así, nos seguirá pasando de todo sin que pase nada.

Es duro ver como no aparece un interés real que resuelva o minimice estos desastres y sus consecuencias, pero sirviendo para campañas, videos y fotos con los damnificados en lugar de acciones reales, tanto desde la ciudadanía como el gobierno, todo porque al final importa más la imagen que una obra real. El problema no radica solo en la falta de medidas preventivas. Factores como infraestructuras obsoletas, drenajes insuficientes, mala planificación urbana y la degradación ambiental amplifican los riesgos. Además, la corrupción desvía recursos destinados a mitigar desastres, lo que perpetúa la pobreza y la desigualdad. Estas condiciones, sumadas al cambio climático, nos colocan en un estado de vulnerabilidad constante.

La realidad de los cambios extremos debe considerarse desde perspectivas como una apropiada consideración de nuestra geografía y topografía, suelos saturados, infraestructuras deficientes, drenajes insuficientes y colapsados, sistemas de alcantarillado o drenaje obsoletos o inexistentes, falta de infraestructura hidráulica, retardo en la construcción de diques, presas y canales diseñados para controlar el flujo del agua lo que además permitiría aliviar las sequias que también son cíclicas, gestión ambiental limitada, deforestación, la degradación de los suelos y la mala, nula o desordena planeación urbana, son algunas de las cosas que estamos obviando.

Cuando se habla de vados de aguas bajas, se supone que, de haber exceso de lluvias, el agua pasará sobre este, además de tener pasos de agua que regulan el flujo debajo de la obra. Entendemos, sin ser expertos, que así funcionan desde siempre, controlando la circulación sobre ellos cuando el agua rebasa los niveles y sin que causen problemas adicionales, lamentablemente hemos visto que obras de este tipo se hacen sin los cálculos de capacidad necesarios, convirtiendo a las mismas obras en un perjuicio adicional a las inundaciones. Lamentablemente parecería que basta con ponerse un casco para ser ingeniero, y además se gastan los recursos sin el efecto deseado por no respetar los conocimientos reales de otros.

Y sumando temas de carácter social y cultural, como baja conciencia cívica, la basura acumulada en calles y ríos, la poca educación ambiental, la resistencia de muchos sectores a cambios propositivos, falta de políticas adecuadas o su inexistencia, falta de prevención, entre muchas otras, y finalmente la invitada especial de todos nuestros males, La corrupción que desvía o malgasta recursos que se destinaban a infraestructura y mitigación de los riesgos, lo que paralelamente genera una débil capacidad institucional, alimentando la pobreza y desigualdad, generando asentamientos en zonas de riesgo, limitantes en el uso de recursos para emergencias entre muchos otros factores que junto al cambio climático nos ponen en riesgo permanente.

Esta combinación de factores humanos, naturales y estructurales hace que estos riesgos sean un problema recurrente, las acciones preventivas ante las catástrofes no dependen exclusivamente del gobierno, sino de una ciudadanía que adopte y exija obras que respeten el conocimiento técnico y el bien común, nosotros somos la prevención para reducir estos riesgos.

“SEAMOS PUEBLO Y CIUDADANOS CONSCIENTES, SEAMOS LA BASE DEL CAMBIO EN HONDURAS”

*Abogado laboralista independiente.

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