Jorge Raffo*
Después de la renuncia del poeta José Santos Chocano como cónsul general del Perú en Centroamérica en el año 1903, el gobierno de Lima designó como nuevo cónsul general a Federico Alfonso Pezet quien se desempeñó también como Encargado de Negocios del Perú ante Guatemala. En las instrucciones impartidas a Pezet, el desarrollo del comercio con Honduras, a través de la “Agencia de productos peruanos”, fue una de las prioridades. Mediante nota diplomática del 17 de abril de 1904, firmada por el canciller Mariano Vásquez, Honduras acusa recibo del reemplazo de Chocano por el primer secretario Pezet y le augura éxitos en su nueva misión (Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, caja 534, file 16, doc.61, año 1904). Este gesto decide a la cancillería de Torre Tagle a enviar la acreditación específica de Pezet como cónsul general peruano en Tegucigalpa el 18 de agosto de 1904 -conservando siempre el título de ‘cónsul general del Perú en Centroamérica’-, posteriormente el canciller hondureño Vásquez lo aceptará y le dará la bienvenida el 22 de noviembre de ese año (MRE, caja 535, fi le 1, doc.142, año 1904)
La agencia peruana se había establecido en Guatemala a finales de 1902 y empezó a operar a inicios de 1903. El primer gerente designado para conducirla fue Carlos Salcedo, pero al encontrarse en Honduras identificando productos que el país de los incas necesitaba importar para sustituir aquellos que les resultaba oneroso traer de los Estados Unidos o de Europa, fue reemplazado en el acto inaugural por el costarricense Carlos Prestniary quien, finalmente, se quedaría como titular. La agencia atendía también los mercados de El Salvador y Nicaragua a través del “agente encargado” José Pinetta. La expansión a Costa Rica no se produciría sino hasta 1905. La plataforma financiera de la agencia peruana en Centroamérica la brindaba Manuel Gonzáles del Riego, guatemalteco, gerente de “El Crédito Urbano” de Guatemala.
Para julio de 1903, la “Agencia de productos peruanos” tenía pedidos por valor de 27 mil soles (equivalente entonces a 27 mil libras esterlinas) en productos tales como sal, arroz, pisco y vino de mesa (MRE, caja 527, file 26, doc.88, año 1903) y había comprado “añil nro. 9” (a 19 libras esterlinas el quintal en lugar de las 22 libras con que se ofertaba a otros países), madera sin tallar, cedro, maderas finas con un descuento de 5 libras esterlinas por cada millar de pies (MRE, caja 527, fi le 26, doc.89, año 1903).
En abril 1904, Pezet organizó una misión comercial del Sindicato de Alcoholes del Perú y que fue desarrollada por Manuel Ángel Velarde, agente comercial de la ‘Compañía Salinera del Perú’, en Guatemala y Honduras (MRE, caja 540, fi le 32, doc.15, año 1904) que adquirió un carácter de divulgación dado que las ventas no fueron las esperadas. Aún así no se cejó en el empeño por vincular comercialmente a Lima con Tegucigalpa y Velarde preparó una campaña comercial sobre la sal peruana de la localidad de Casma. En Honduras se consumía sal mexicana pero la del Perú era más barata. Desafortunadamente un brote de peste bubónica aparecido el año anterior en Antofagasta y El Callao afectaron los embarques de sal -la compañía ‘Kosmos’ se negaba a transportarla- y la carga se despachó solo hasta Guatemala llegando a Tegucigalpa únicamente las muestras comerciales. Reveses que pronto fueron superados.
A este esfuerzo comercial bilateral se sumó el interés por construir una estructura jurídica común. Así, como parte de un esfuerzo continental nacido en Washington D. C., el 13 de julio de 1904 Honduras toma nota de la adhesión, por parte del Perú, al Tratado sobre Profesiones Liberales suscrito el 28 de enero de 1902 en el Segundo Congreso Panamericano celebrado en México (MRE, caja 534, file 16, doc.105, año 1904). Ahora los dos países compartían una plataforma que les permitirá el intercambio de sus especialistas.
La dinámica de colaboración en cooperación diplomática también registra hechos como el de abril de 1906 cuando Achille Barthe, cónsul honorario de Honduras en Puerto Príncipe, se hizo cargo de los asuntos consulares peruanos en Haití cuando el cónsul Jean E. Cap terminó funciones (MRE, caja 561, file 32, doc.1, año 1906). Gracias a los esfuerzos de Daniel Vásquez de Velasco (1908) y Alfredo Thorndike (1911), cónsules generales de Honduras en Lima, el comercio hondureño-peruano siguió registrando un volumen sostenido de intercambios aún a pesar de la revolución de 1909 contra el general Dávila y la presencia de los cruceros estadounidenses “California” y “Pensilvania” (MRE, caja 590, fi le 12, doc.34, 1909). La “Agencia de productos peruanos” incluso siguió funcionando a pesar de las vicisitudes de la Primera Guerra Mundial
El colapso bursátil de 1929 (el “crac” o “jueves negro”) acabó con estos y otros tantos emprendimientos intergubernamentales que hubiesen dado un dinámico impulso a las relaciones centro-sudamericanas.
*Embajador del Perú para África y Medio Oriente.