Eres un ser arrogante y despreciable, en tu mente enfermiza encuentras un deleite morboso por hacer de menos a los demás. Como los tanques Panzer de Hitler pretendes atropellar y pasar por encima de quien se te dé la real y regalada gana. Estás rotundamente equivocado de la A hasta la Z. Y a fuerza de pedantería te crees un ungido del cielo y como el James Bond, el personaje de ficción del novelista ingles Ian Fleming, con “licencia para matar”.
Qué pena, sobresalís precisamente por tus bravuconadas. Y si no fuera por ello, serías uno más del montón como comentarista deportivo. Siempre que abrís la boca es para ofender a alguien. Cualquier aficionado con un mínimo de conocimiento deportivo sabe perfectamente que el fútbol de México está por encima del que se practica en toda la región centroamericana. México tiene la plata y la organización suficiente para pagar entrenadores de fútbol y jugadores internacionales de enorme prestigio.
Es más, muchas veces lo que gana un jugador de la talla, por ejemplo, del francés André-Pierre Gignac, leyenda de Tigres, vale lo que cuesta toda una plantilla de los equipos de Centro América. Luego están los estadios de fútbol, verdaderos colosos deportivos que han permitido que se jueguen en México dos campeonatos mundiales. Y serán sedes de varios encuentros balompédicos en el próximo mundial de 2026. Y ni que decir de las escuelas de fútbol donde se forman las fuerzas básicas o las instalaciones deportivas de sus poderosos equipos de fútbol.
Pero no nos engañemos, pues si bien es cierto México sobresale por encima de los equipos y selecciones de Centro América y el Caribe, pero tiene serios problemas para enfrentar a rivales de peso de la región como Canadá y los Estados Unidos. Así mismo están muy por debajo de Argentina, Brasil o Uruguay, y no digamos de las potencias europeas como España, Inglaterra, Francia, Italia o Alemania. Sin embargo, a pesar de su poderío, no es la primera vez que Honduras les pinta la cara, y eso les duele hasta la médula.
Periodistas deportivos como este innombrable señor, a quien recomendamos leer el Principio de Peter, se jactan de esta superioridad en tono despectivo y burlesco y tratan de vernos como “basura”. Por tanto, no nos molesta que ellos sean mejores, -cosa que es cierta-, pero si nos fastidia la manera burlesca, dañina y ofensiva en que lo hacen, contribuyendo así a que cada vez que viene a jugar México al istmo centroamericano, la tensión escale a grados peligrosos antideportivos, como esa salvajada que se dio recién en San Pedro Sula, donde un energúmeno hirió de un botellazo al entrenador del seleccionado tricolor. Un acto de violencia imperdonable que no se justifica por ninguna razón, y por el cual, debería ser sancionado el Estadio Morazán para compromisos internacionales.
J.J. Pérez López.
Barrio El Manchén.
Tegucigalpa, M.D.C.