El nombramiento de Rubio

Arístides Mejía Carranza – Abogado

El triunfo total de Trump se materializó la semana pasada al mantener la mayoría en la Casa de los Representantes con lo cual el Partido Republicano controla además el Ejecutivo, el Senado y por tener mayoría de jueces conservadores también la Corte Suprema de Justicia.

Constituye un desbalance para el esquema que diseñaron los padres fundadores de pesos y contrapesos en la democracia americana, pero es la voluntad mayoritaria del pueblo estadounidense y esta vez real, puesto que los republicanos ganaron también el voto popular, cosa que no ocurría desde 2004.

Las alarmas del mundo se han encendido porque las políticas de la primera potencia mundial cambiarán sustancialmente a partir de 2025 en vista de que las ideas de Trump se apartan de lo que ha sido históricamente el Partido Republicano, el de Reagan y los Bush del cual proviene Marco Rubio.

El Partido Republicano si bien se diferenciaba en políticas económicas y visión de la sociedad americana con el Partido Demócrata, coincidía en una cierta idea del liderazgo de los Estados Unidos en el mundo libre y en su impulso hegemónico en la que lo acompañaba Europa, Japón y otros países del denominado Occidente.

El trumpismo es una reacción al flujo migratorio de individuos provenientes de diferentes culturas, razas y etnias de todo el mundo que están cambiando gradualmente la naturaleza original del país del norte fundado por anglosajones protestantes y poblado luego por migraciones procedentes de todos los confines de la vieja Europa.

Es también una reacción en favor de los valores tradicionales al discurso del wokismo que ha tomado fuerza en ciertas esferas del Partido Demócrata.

La política de Trump es nacionalista y proteccionista, favorece la relocalización de las empresas que se habían marchado. En lo internacional preocupa a los aliados occidentales el aislacionismo que pregona Trump que debilitaría la alianza atlántica dando ventaja a Rusia y a China indirectamente.

Preocupa que Trump tenga una visión signada por su experiencia transaccionista y mercantil. El problema de la emergencia de China sería visto por él desde ese ángulo exclusivamente, efectivo para detener la transferencia de tecnologías, equipos o el espionaje industrial, pero descuidando lo geopolítico.

Pero el nombramiento de Rubio, primer latino que accede a este cargo, si dispusiera de suficiente poder puede matizar este panorama porque él procede de la vieja escuela. Cosa que todavía no está clara visto el antecedente del primer gobierno de Trump que arremetió contra los diplomáticos de carrera y anuló el protagonismo del departamento de Estado en provecho de sus asesores de seguridad.

Hijo de emigrados cubanos, Rubio es anticomunista y conservador tradicional, su interés por lo que pasa en la América Latina podría significar una diferencia importante en la atención que preste a la región la administración Trump.

Se encuentra con un panorama favorable para arremeter contra los gobiernos de izquierda e impulsar cambios hacia gobiernos liberales y conservadores.

La izquierda latinoamericana está efectivamente en plena crisis: Cuba al borde de la bancarrota y con una inmensa crisis energética, Maduro deslegitimado por el reciente fraude y desapoyado hasta por gobiernos de izquierda moderada. Ortega ha roto con los gobernantes Lula y Boric, lo que vuelve cada vez más anacrónico el opresivo régimen nicaragüense y en Honduras el incumplimiento a los acuerdos políticos suscritos con la propia vicepresidente Harris más la denuncia del Tratado de Extradición ha deteriorado las relaciones con los Estados Unidos.

La amenaza de Trump a México con aranceles si no colabora con contener la migración crea un problema de inicio a la nueva presidente Sheinbaum.

La condena por corrupción de Cristina Kirchner en Argentina más el acercamiento de Milei a Trump agrega al declive de la izquierda.

Al gobierno de Xiomara Castro en Honduras, Rubio lo ha criticado directamente por considerarlo autoritario con respecto al manejo del Legislativo y por la denuncia al Tratado de Extradición.

Cuando las elecciones de 2017 acudí a Washington junto a otros hondureños de oposición al gobierno de JOH a informarnos de la posición del gobierno de Trump en cuanto al reconocimiento de resultados cuestionados por la OEA por su fraudulenta reelección y tras una conversación entre la asistente de Marco Rubio y Salvador Nasralla focalizada sobre el poder que tendría Mel en su gobierno, según los representantes demócratas que me abordaron, su decisión como poderoso miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado sería desfavorable y lo fue.

Para Honduras, pienso que la política actual americana de garantizar elecciones libres, transición democrática y alternabilidad va a continuar y va a ser un contrapeso a cualquier tentativa del partido de gobierno en sentido contrario.

[email protected]

LO MÁS RECIENTE

Congreso aprueba amnistía migratoria

El Congreso Nacional aprobó la amnistía migratoria hasta el 31 de diciembre de 2025,...

Presidenta clausura año escolar con 103 becados por gobierno

La Presidenta Xiomara Castro clausuró ayer el año escolar, en Comayagua, y aprovechó para...

Diputada de la Mosquitia prefiere un hospital

La diputada del Partido Liberal, Erika Urtecho, cuestionó la construcción de una mega cárcel...

IP anuncia licitación para placas vehiculares

El Instituto de la Propiedad (IP), informa a la población y a las empresas...