La guerra de los Cien Años

Otto Martin Wolf

Realizada entre 1337 y 1453, en realidad duró 116 años. Fue una guerra intermitente sobre la cual, al final, creo que nadie se acordaba las razones por las cuales había empezado y terminó -creo también- por agotamiento.

Francia, Inglaterra, el Reino de Navarra y el Ducado de Borgoña sacrificaron enorme cantidad de seres humanos y mucho dinero. Al final nadie ganó porque en las guerras -de una manera u otra- nadie gana o pierde totalmente.

Algo parecido, espero dure menos, está sucediendo con la Guerra de Rusia contra Ucrania, aunque en este caso se trata de una “operación militar especial” en la que se disparan balas, bombas, drones, muere gente, pero no es una guerra, según el presidente ruso Putin.

Muy pronto se cumplirán tres años desde que Rusia -sin ninguna provocación- invadió Ucrania.

Lo que se esperaba fuera algo rápido y terminal -a juzgar por el criterio que muchos teníamos del poderío militar ruso- se ha convertido en un inútil (como todas las guerras) derramamiento de sangre y dinero.

El ejército ruso avanzó sorpresivamente, pero fue detenido por el inferior ejército de Ucrania hasta llegar a una situación sostenida donde no se avanza mucho y a veces se tiene que retroceder.

Ucrania, por su parte, invadió recientemente el territorio ruso y aún mantiene sus posiciones.

Drones vuelan de aquí para allá y de allá para acá, generalmente en el caso de los rusos, haciendo blanco en objetivos civiles como centros comerciales, escuelas, plazas públicas, residenciales y hasta hospitales cuando los cálculos les fallan demasiado.

En el camino el ejército ruso se vio en la necesidad de contratar mercenarios, los del infame Grupo Wagner, cuyo jefe Yevgeny Priogzhin -antiguo amigo de Putin- murió en agosto de 2023 cuando su avión misteriosamente explotó en un lugar al norte de Moscú.

¿El enorme y poderoso ejército ruso haciendo uso de mercenarios?

¡Increíble!

Pero más increíble aún que ahora, cuando el Grupo Mercenario Wagner anda peleando en otras partes, Rusia se ha visto en la necesidad de solicitar ayuda a Corea del Norte cuyos soldados -más de 10 mil- están en la zona de combate en Ucrania, lejos, muy lejos de su amada patria.

Nadie se acuerda por qué empezó la Guerra de los Cien años (116) ni tampoco recuerda las razones por las que Putin decidió invadir Ucrania.

Al principio dijeron que se trataba de un proceso de “desnazificación”, nadie entendió cómo podía ser eso ya que el propio presidente de Ucrania es judío (los nazis odian a los judíos) pero pretextos son pretextos, eso es sabido.

Otras guerras, como la masacre de Gaza y el naciente conflicto en Líbano han eclipsado las noticias de Ucrania, también opacadas por partidos de fútbol importantes, conciertos de estrellas musicales, pleitos entre JLo y Ben Affleck o las elecciones en los Estados Unidos.

Ya no hay novedad en la invasión de Ucrania, excepto cuando un dron mata más gente de la cuenta o los ucranianos vuelan un puente ruso o algo parecido.

Pasó de moda, aunque no para los familiares de los muertos o aquellos que tienen la mala fortuna de recibir un dron explosivo en el techo de su casa.

Ni siquiera el presidente de Ucrania pidiendo ayuda por aquí y por allá es noticia, a todo se acostumbra la gente.

Es lo que yo llamo “la bomba de las 4 de la tarde”. La primera vez que explota todos corren a ver, la noticia ocupa titulares en todo el mundo. La segunda produce menos efecto y así sucesivamente; cuando ya tiene varios meses de explotar siempre a la misma hora, la gente, al escuchar la detonación, simplemente dice “no tengas cuidado es la bomba de las cuatro de la tarde”, pásame el azúcar y alcánzame un pedacito pan con mantequilla.

Un muerto en Gaza es un escándalo mundial.

Miles de muertos, noticia tan frecuente que ya no causa impacto fuera de la zona donde el hambre, la miseria, y el dolor son su manera de vivir y morir.

Decía el dictador ruso Joseph Stalin que un muerto era una tragedia en cambio un millón de muertos es una estadística.

La guerra de Rusia contra Ucrania se ha convertido en una estadística. Cuántos drones envía los rusos, cuántos dan en el blanco y cuántos son derribados, lo mismo de la parte ucraniana.

Las escenas de dolor terminan por hacer callos en el corazón, se necesitan cosas realmente brutales para revivir los sentimientos y recordar que detrás de todas las cifras lo que hay son seres humanos que serán declarados héroes de momento y luego olvidados para siempre.

Atención: Viene pronto una noticia importante, la toma de posesión de Trump que prometió terminar en 1 día, veremos -ojalá- que lo pueda lograr.

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