Donald Trump, obtuvo una contundente victoria en las elecciones presidenciales del pasado martes 5 en los Estados Unidos. En la que parecía una reñida carrera para ocupar la Casa Blanca, se llevó por el contrario una victoria aplastante, al sumar los votos electorales y los sufragios del Consejo Electoral. Pero, además, su partido tendrá mayoría en el Senado y la Cámara de Representantes. Así mismo, conociendo lo impulsivo y muchas veces radical de la personalidad del presidente electo, el mundo se muestra expectante respecto al rumbo que pueda tomar la política exterior estadounidense, particularmente en temas como el conflicto armado entre Israel y Palestina y la guerra entre Rusia y Ucrania.
Para algunos analistas, su victoria se antepone al “globalismo, al discurso progre del cambio climático, al falso feminismo que diaboliza al hombre, a la victimización de minorías, a la propaganda ideológica y clara tendencia de desinformación, y al socialismo empobrecedor, impulsando más bien un modelo de sociedad libre… que habrá de terminar con la falacia de un presunto Estado del bienestar que se ha convertido en una máquina de saqueo de las clases medias”. En lo que, a Centro América, y particularmente a Honduras se refiere, son puntos de particular interés en la política exterior de los Estados Unidos todo lo concerniente al tema migratorio, la cooperación económica, sobre todo al considerar que este país del norte es el principal socio comercial de la región y que allá viven millones de connacionales que con sus remesas sostienen las economías locales.
Se suma a ello, el interés por parte de los Estados Unidos en que en estos lares se combata con éxito y no con medias tintas, la corrupción, que ya ha alcanzado carta de ciudadanía, y no menos importante, la lucha frontal y decidida en contra del narcotráfico y el crimen organizado. Por lo que, por ejemplo, la eliminación de la extradición que hizo este gobierno, manda un mensaje de complicidad para proteger a personas comprometidas en este ilícito. ¡Y mucho cuidado! con el tema ideológico. El gobierno de Honduras para el caso, con una política exterior alineada con los conceptos del Foro de Sao Paulo, afines al socialismo de extrema izquierda.
Están advertidos, ya lo dijo Donald Trump tras su victoria: “La hora final del socialismo ha llegado a nuestro hemisferio y a otros lugares del mundo. Los días del socialismo y del comunismo están contados, no solamente en Venezuela, sino también en Nicaragua y en Cuba”. Por otro lado, es hora de hacer a un lado ese discurso confrontativo que se tiene con Estados Unidos. Seguramente la nueva administración norteamericana no lo dejará pasar de largo. Más ahora que Marco Rubio acaba de ser nominado como secretario de Estado, quien ha tenido una larga trayectoria en el Senado estadounidense defendiendo políticas exteriores que promueven la libertad y la democracia, principalmente en Latinoamérica.
J.J. Pérez López.
Barrio El Manchén.
Tegucigalpa, M.D.C.