“¿Y entonces? –mensaje de la leída amiga– «ve al grano», «y ahora, ¿qué?»; «por consiguiente», es muletilla de los hispanoamericanos”. El viejo amigo abogado fue más escueto: “¿Dígame?”. El amigo académico: “Lo leí temprano esta mañana”. “Me pareció genial”. “Pero tenía prisa de salir de mi casa para atender compromisos”. “A mi regreso a casa lo he leído con más detenimiento”. “Un editorial muy educativo y que muestra cómo la IA está cambiando el mundo para siempre”. “Lo felicito, usted es quien más editoriales ha escrito abordando este tema”. “En la TV y la radio el tema ha estado ausente y eso es lamentable”. “A propósito, en algún momento trabajé con un presidente que tenía un proyecto llamado PROHECO, que fue de gran impacto social en el tema de la reducción de desigualdades en el acceso, proceso y resultado de la educación, principalmente del área rural del país”. Siempre que se le informaba de los avances del proyecto, tenía una pregunta automática: “¿Y ENTONCES?”.
La doctora amiga: “Una frase muy significativa que engloba muchos sentires y pensamientos”. “Nos hizo recordarlo cuando era presidente, y escuchábamos de usted esa frase, y los interlocutores no sabían qué decir”. “Bueno, ahora la pregunta con lo sucedido en los Estados Unidos, ¿y entonces?, ¿qué hacemos, qué esperamos?”. Otra lectora amiga: “Ja, ja, ja, esa palabra es muy suya: “¿y entonces?”, solo lindos recuerdos. Todo lo que hizo, pero ya nada es igual; y entonces, somos como el cangrejo”. Para no salirnos del tema, consultamos con la Chat-GPT ¿cuáles serían esas frases más utilizadas para pausas en conversaciones o unir partes del diálogo, o muletillas más frecuentes en el habla hispanoamericana?: “O sea…”. -Muy común para aclarar, reformular o enfatizar una idea. “Este…”. -Usada frecuentemente al inicio de una frase, es una pausa que permite pensar en lo que se va a decir. “¿Me entiendes?” / “¿Me explico?”. -Para confirmar si el interlocutor está comprendiendo lo dicho. “Bueno…”. -Utilizada para iniciar una respuesta, cerrar un tema o dar una pausa en la conversación. “A ver…”. -Muy común para organizar el pensamiento antes de dar una explicación. “Digamos…”. -Para dar un ejemplo, aclarar, o suponer algo. “¿Sabes?”. -Se emplea para conectar con el interlocutor y confirmar su atención o comprensión. “Pues…”. -Usado en varios países como pausa al pensar o para dar continuidad a una frase. “Es que…”. -Se usa para justificar, explicar o dar contexto. “Oye…” / “Mira…”. -Para captar la atención del interlocutor antes de explicar o comentar algo. “¿Cómo te digo…?”. -Una manera de organizar el pensamiento antes de explicar algo más difícil. “¿Viste?” / “¿Ve?”. – Especialmente en el Cono Sur, es usado para dar énfasis o pedir confirmación. “¿Verdad?”. -Para solicitar la aprobación o confirmación del interlocutor. “Y nada…”. -Usado al final de una historia o explicación, como cierre. “Digo…”. -Se usa para matizar o suavizar una afirmación, casi como una corrección o aclaración.
(¿Escuchaste –entra el Sisimite– esa palabrería de sobra que se utiliza, como si el montón de oraciones empleadas no fuera suficiente en lo que se dice? ¿No te parece que mejor concentrarse en lo que hay que decir y no meter palabras innecesarias en la conversación? -Te voy a responder –interviene Winston– con lo que acá responden después de una larga exposición, cuando quien explica largo y tendido cree que ya ha logrado convencer al otro: “Sí, pero no…”. Hay quienes no pueden conversar si no es con comodines, que meten por hábito, automática e inconscientemente en la conversación, aunque a veces es un soporte indicado para mantener la fluidez cuando se trata de algún trastorno del lenguaje como la dislexia o la tartamudez. -Sí, vos no habías nacido –interrumpe el Sisimite– pero recuerdo la coletilla de un reconocido banquero, “go ahead”, que le servía para pausar y continuar hablando. -Acá –agrega Winston– usan mucho el “¿viste?”, “la cosa es que”, “¿me entendés?», y el “¿cómo se llama?”).