Reuniones de fans, audiciones de los discos más compartidos, millones de camisetas y otros objetos de promoción comercial relacionados con Iron Maiden hacen que Chile vibre a dos semanas del regreso al país del grupo de ‘heavy rock’ más querido en el país, que marcó el relato de la transición desde la dictadura, y que trasciende clases sociales.
Esta será la duodécima vez que la banda británica aterrice en el país austral desde que en 1992, tras la aparición del disco ‘Fear of the Dark’, lo intentara por primera vez y se topara con la censura de la Iglesia Católica heredera de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y el miedo del primer gobierno de transición, que le vetó la entrada.
Fue el entonces subsecretario de Interior, Belisario Velasco, quien esgrimió los argumentos de la Iglesia, que vinculaba la letra de la ‘Doncella de Hierro’ a temáticas ocultistas y de adoración a Satanás, una polémica que no solo elevó la pasión y el ansia de los miles de seguidores que ya tenían por esa fecha, contribuyendo a aumentar su número.
Además, el grupo supo aprovecharla incluyéndola en uno de los episodios de su documental ‘Flight 666’.
Anulado el que iba a ser el primer recital metal después de la dictadura, los fanáticos chilenos, que ahora se cuentan por cientos de miles, de toda edad, clase y condición, tuvieron que esperar cuatro años para ver en directo a los británicos, en un concierto que dejó momentos de alegría pero también un gran decepción al no contar con uno de sus líderes y vocalista, Bruce Dickinson, que se separó de la banda por motivos personales.
Aún así, la presentación del esperado quinteto -con el cantante Blake Bayley y el grupo español Héroes del Silencio, como teloneros, fue un espectáculo impresionante que dio inicio a un íntimo y fiel idilio del público chileno con Iron Maiden y de la banda con Chile, como explica el periodista local Oscar Céspedes, autor del libro ‘Iron Maiden Chile: una historia de amor y desencuentros.’
Cabe resaltar, que los sucesivos regresos de la banda al país suramericano, parada obligatoria en todas sus giras mundiales desde entonces, siempre fue noticia por algún imprevisto: en el 98 se volvió a suspender, esta vez por cuestiones de seguridad relacionadas con la detención de Pinochet en Londres.
«Todos estos problemas solamente fueron ingredientes para hacer de Iron Maiden la banda más querida de Chile», asegura Céspedes, que no se ha perdido ninguno de los conciertos.
La pasión creció aún más desde 2008, año del que se considera la mejor actuación de la ‘Doncella de Hierro’ en Chile, tras superar los problemas de sonido y logística de los dos anteriores, y se confirmó en el último concierto, celebrado en 2019.
Regreso en el 2024
Para el 27 y 28 de noviembre están programados dos conciertos consecutivos en el Estadio Nacional, el recinto más grande del país, y ya no quedan entradas para el primero, y escasas para el segundo.
Las bandas tributo no dejan de actuar en diferentes escenarios de la capital, y emisoras de gran audiencia como Rock FM y Sonar pinchan sus canciones a diario.
En los centros comerciales, en diferentes barrios y en las tiendas de música de la ciudad, las camisetas negras con los diferentes ‘eddies’ (la mascota de la banda) destacan sobre el resto, y hasta las tiendas tatuajes han visto un ascenso exponencial de los clientes que piden grabarse en la piel al grupo.
«Por aquí pasan decenas de grupos, tiene una gran actividad rockera, todos los grupos y estrellas, desde Ozzy Osbourne a Metallica, tocan en Chile, pero nada es comparable al fenómeno Maiden», asegura Céspedes.
La presentación en el que se juntarán más de 120.000 seguidores sumando las dos noches, forma parte de la gira de presentación de su nuevo álbum, ‘Senjutsu’, titulada de ‘Future Past Tour’, que ha llevado a la banda británica a viajar ya con gran éxito a los cinco continentes. EFE
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