“DISFRUTÉ la serie de editoriales –mensaje de una ex ministra amiga– donde se refiere a las hermosas luciérnagas y hasta las historias de las temidas cucarachas y los charancacos”. (Menos mal –se reconforta el Sisimite—que haya gustos para todo, ya que, si bien la mayor parte del colectivo celebra esos temas, hubo quienes anduvieron inquietos indagando ¿por qué hablar aquí de luciérnagas y cucarachas? -Lo otro que sorprendió a muchos lectores –interviene Winston– fue el editorial anticipando lo de Trump, antes que ocurriera. –Coincidiendo con el nerviosismo –apunta el Sisimite– de la Sheinbaum, ya que en el discurso de cierre de campaña, el hoy ungido, anunció que lo primero que haría, al llegar al Salón Oval, sería colocarle una llamada a la mexicana –quién sabe si de buenos amigos, como ella pregona en sus temblorosas mañaneras, intentando calmar los ánimos– sino para advertirle que si no detienen “la embestida de criminales (los flujos migratorios) y drogas, a nuestro país impondré 25% de aranceles a todo lo que manden”. Si no funciona, 50%. Si no funciona,75% y si no funciona 100%”. “Durante mi gobierno –agregó—obligué a México a desplegar soldados para frenar el flujo de migrante”. “México pagó por los soldados”. “Nos pagaron tanto…”).
(Así que –continúa Winston– en “guerra avisada no mata soldado”. Se acabó la política de AMLO de “abrazos no balazos”, dorando la píldora de su trato amable –para no sugerir otra cosa– a la ola de crímenes, que sigue desangrando muchas comunidades mexicanas, y cuya violenta perturbación rebasa la frontera del vecino país, desatada por la narcoactividad. –Y si a AMLO, lo forzó a desplegar 50 mil guardias nacionales para parar de romplón las caravanas de peregrinos, a convertir su “soberano” territorio en “tercer país seguro” con el programa “Regresar a México”; obligándolo a albergar en su país a todo el que cruzara el Río Grande, mientras resolvían sus solicitudes de asilo; y a pagar el costo del muro fronterizo, en una renegociación de un TLC más desventajoso a México –de todo lo cual el mexicano ni pío dijo—ya sabe la Sheinbaum a qué atenerse. Pero antes que el diablo lo sepa, la mexicana corrió a felicitarlo –quizás prometiendo que de México no pasará ni una aguja– asegurándole que van a “mantener la mejor de las relaciones”.) A propósito, la Corte Suprema no pudo botar la reforma judicial impulsada por Morena y su “Cuarta Transformación”. Tenían ocho votos para la revisión de la inconstitucional reforma que convierte al Ejecutivo mexicano en una especie de todopoderoso “Leviatán de Leviatanes”, superior a la dorada época del PRI de la “dictadura perfecta”. Pero uno de los ministros del alto tribunal –para que el amable público sopese de donde se heredan esas mañas– ahora convertido en héroe de Morena, se les dio vuelta. Sin embargo, eso sería algo que pasarán, visto de reojo por sus vecinos norteamericanos, ya que allá los republicanos barrieron –quedándose con el control de la Corte, el Senado, el Congreso– incluso en el voto popular. Así que ambos tendrán una presidencia ejerciendo poder absoluto, sin contrapesos.
(Sobre la conversación de cierre –tercia el Sisimite– del editorial de ayer, hablando de los inmigrantes, aquí entró un mensaje de la leída amiga: “Los latinos se volcaron por los republicanos porque son naturalmente conservadores, valores católicos y de familia, y van a trabajar sin esperar beneficios sociales (“gratuity”).” -Pues, quién sabe –reflexiona Winston– si de cosecha propia, o es que se comunican, pero aquí manda otro mensaje la nieta: “Hay que considerar que el latino es conservador, es religioso, es de familia, de comunidad”. “En base a esos criterios, ¿por dónde creen que vayan a alinearse?” -Manda a preguntar –vuelve el Sisimite– ¿cómo afecta todo eso acá? -A su debido tiempo —responde Winston– se van a ir dando cuenta. Además, aquí hablan en parábolas, y si se perdieron leer entre líneas, de repente, cuando uno menos espera, saltan a las series del Halloween, de las “brujas” y el “cazabrujismo”, las luciérnagas, cucarachas y charancacos.).