La Universidad de Howard, la misma en la que Kamala Harris se graduó en 1986, espera este martes con un optimismo sin miedo que su exalumna más prestigiosa, la vicepresidenta estadounidense, llegue a la Casa Blanca y evite un segundo mandato del expresidente Donald Trump (2017-2021).
El campus se convirtió en el epicentro en Washington desde el que el movimiento demócrata sigue el desarrollo de la jornada electoral.
Enmarcada por grandes banderas nacionales, su plaza retransmitió en directo y de forma escalonada los resultados y acogió a estudiantes, actuales o ya graduados, para arroparla en esa hipotética victoria.
«Hay mucho en juego, pero estoy 100 % confiado», explica a EFE Deon Auzenne, doctorando en Psicología Clínica de 28 años.
Los comicios se juegan en verdad en siete estados clave – Wisconsin, Míchigan, Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania, Arizona y Nevada – y lo ajustado de las encuestas hace que los resultados puedan tardar en saberse días.
Aunque Trump se sitúa de momento en cabeza, según un recuento incompleto y que no incluye aún a esas siete zonas decisivas, entre los asistentes prima la esperanza: «Estoy emocionada y espero que estemos a punto de tener nuestra primera presidenta afroamericana. Lo que más me gusta de ella es que está capacitada», cuenta Chelsey Rodgers, exalumna de 41 años.
Que la campaña haya sido tan reñida y el desenlace impredecible la entristece: «Me decepciona que tanta gente no se dé cuenta de lo que supondría un segundo mandato (de Trump) en detrimento de este país. Me entristece que la gente no equipare sus palabras con su carácter, su comportamiento, sus convicciones, sus mentiras, pero al final del día creo en la bondad del pueblo estadounidense, así que tengo esperanza», dice.
Para la propia Universidad de Howard, la candidatura de Harris representaba «una oportunidad histórica» para que la democracia del país «reconozca el liderazgo que las mujeres negras siempre han exhibido, pero que con demasiada frecuencia ha sido ignorado».
Y la elección del lugar como núcleo de la velada, en la que se espera la presencia de la vicepresidenta al final de la noche, no es casual.
No solo porque es su exalumna: Howard es conocida como una de las universidades históricamente negras de EE.UU., aquellas que fueron establecidas durante la época de la segregación racial, y hoy en día es donde se gradúa un mayor número de doctorados afroamericanos de todo el país.
«Harris aprendió aquí lo que significa ser decidido, lo que significa tener un gran carácter y, lo más importante, lo que significa tener el tipo de liderazgo que puede lograr. Siempre existe el miedo de que una Administración de Trump tenga éxito en estas elecciones, pero el miedo no puede controlar nuestras vidas», recalca Myles Hollingsworth, de 20 años y que este 2024 ha votado por primera vez.
Están en juego, en opinión de los jóvenes que este martes volvieron al recinto, los derechos reproductivos, los beneficios a las minorías o la sensación, según añade la estudiante de Periodismo Taylor Pennant, de que se puede «sentir más esperanza en el país».
Por eso la atención de la gente no pierde de vista las pantallas que retransmiten en directo el avance del conteo, que se recibe con abucheos cuando Trump se adjudica un estado y con grandes aplausos cuando uno se pinta de azul demócrata.
Todo ello entre grandes medidas de seguridad, que han cercado los accesos y sometido a los asistentes a controles similares a los de un aeropuerto.
Que Harris vuelva a Howard, según lo previsto, «cierra el círculo». «Me gusta que regrese adonde tuvo la oportunidad de construir su base», explica Rodgers cuando todavía no se sabe si la vicepresidenta puede presentarse con una victoria aparente o con una inclinación clara a que quien ocupe la Casa Blanca en enero sea Trump. efe
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