DANLÍ, El Paraíso. Consternación en la sociedad danlidense ante el sensible fallecimiento del exalcalde, Félix Roldán Castillo Valladares. Su deceso deja un gran vacío, dadas las virtudes ciudadanas que era poseedor y su entrega sin reservas para servir a los diferentes sectores sociales.
Durante el gobierno de las Fuerzas Armadas, período 1978-1980 fue nombrado alcalde municipal, cargo que desarrolló con discreción y bajo dirección de la zona militar para el departamento de El Paraíso. Sin embargo, su vocación no estuvo vinculada abiertamente al quehacer político. Siempre supo ser amigo y conservar sus amistades como ciudadano e hijo de Danlí.
Fue además fundador del Benemérito Cuerpo de Bomberos, de esta ciudad, llegando a ostentar el grado de teniente coronel.
Institución a la que dedicó gran parte de su vida con verdadera entrega para servir a la comunidad, tanto en el área urbana como rural y otros municipios donde fueron requeridos los servicios del Cuerpo de Bomberos en labores de emergencia.
Con motivo del huracán Mitch, prestó una eficiente labor durante toda la emergencia en labores de rescate en zonas, donde en la mayoría de los casos eran inaccesibles, sin embargo, siempre estuvo presente para auxiliar a la población. En otras palabras, este destacado ciudadano vivió para servir al elegir la noble profesión de bombero. Con esa misma vocación de servicio, fue presidente del Club Rotario, donde también se desempeñó con acierto siguiendo al pie de la letra el lema rotario: Dar sin antes de pensar en sí y se beneficia más a quien mejor se sirve. Fue el primer secretario del Comité Danlidense de Desarrollo, organización sin fines de lucro.
Las honras fúnebres se realizaron ayer con la misa de cuerpo presente en la catedral de esta ciudad, con la presencia de sus numerosas amistades que lamentaron la muerte de un ciudadano ejemplar. También estuvo presente una comitiva del Benemérito Cuerpo de Bomberos a nivel nacional. Durante el recorrido a la última morada al Cementerio General varias unidades bomberiles se unieron al cortejo para rendir el último adiós al vitalicio comandante de bomberos de la ciudad. Le sobreviven sus hijos, Juan Fernando, Martha Cecilia, Félix y Adolfo.