Integración del maíz criollo y biotecnológico: Una oportunidad para garantizar la seguridad alimentaria y productividad agrícola

Maíz híbrido: es el resultado de cruzar deliberadamente variedades diferentes para obtener plantas con características específicas.

Maíz criollo: proviene de semillas cuidadosamente conservadas por agricultores, quienes las han seleccionado manualmente durante cientos, e incluso miles de años, para preservar el mejor sabor y calidad.

Maíz con biotecnología: es la generación de plantas de maíz resistentes a los insectos, y que no requieren de la aplicación de insecticidas.

El maíz es uno de los cultivos más importantes de Honduras, formando parte esencial de la dieta, la economía y la tradición agrícola del país. Sin embargo, en las últimas décadas, la presión por incrementar la productividad y enfrentar los desafíos climáticos ha impulsado un cambio en las prácticas de cultivo, creando una creciente dependencia del maíz híbrido. Este cambio ha traído consigo importantes beneficios en términos de rendimiento, pero también ha generado preocupaciones sobre la sostenibilidad y la preservación de la diversidad genética de los cultivos. Frente a estos retos, el equilibrio entre el maíz criollo y el híbrido se ha convertido en una alternativa viable para maximizar las ventajas de ambos tipos, preservando tanto la seguridad alimentaria como la sostenibilidad agrícola.

César Guifarro, Productor de maíz.

Maíz criollo, biotecnológico e híbrido: tres modelos agrícolas en contraste
El maíz criollo, adaptado a las condiciones geográficas y climáticas de Honduras a través de generaciones, es cultivado en su mayoría por pequeños productores. Este tipo de maíz tiene ventajas de adaptabilidad a condiciones adversas como sequías y suelos pobres, además de ser reutilizable, lo que permite a los agricultores guardar y sembrar sus propias semillas sin necesidad de recurrir a la compra de nuevas cada temporada. No obstante, el rendimiento del maíz criollo es más bajo, con una producción estimada de 20 a 30 quintales por mazana.

Por otro lado, el maíz híbrido es conocido por su alta productividad, alcanzando rendimientos de hasta 120 quintales por manzana en condiciones de manejo adecuado. Este tipo de maíz es cultivado en un 40%, que cubre una área de 180 mil manzanas, de acuerdo con una evaluación sobre híbridos realizada en el 2015 por la Dirección de Ciencia y Tecnología Agropecuaria (DICTA).

En el mismo se detalla que las brechas para el uso de maíz en Honduras se deben principalmente a tres aspectos: disponibilidad oportuna de la semilla para los agricultores; problema de calidad y/o adaptabilidad de la semilla y disponibilidades de fondos para la compra de este insumo.

Sin embargo, desde 1967, Dicta ha liberado en el país alrededor de 35 variedades e híbridos de maíz, ofreciendo a los productores alternativas adaptadas a diversas condiciones de clima, tipo de suelo, resistencia a enfermedades y plagas, así como a las preferencias de consumo familiar y demandas del mercado.

Biotecnología y mejoramiento de rendimientos
Por otra parte, la adopción del uso de maíz mejorado con biotecnología ha generado un beneficio económico para muchos agricultores y sus familias. Los productores reconocen un incremento en las ganancias totales, mayor facilidad de uso del cultivo y disminución en uso de insumos agrícolas para el control de insectos.

Un estudio realizado en 2012 por Falck-Zepeda y su equipo fue pionero en evaluar los efectos del maíz de biotecnología resistente a insectos (Bt). Los resultados fueron prometedores: se documentó un aumento en los rendimientos adicionales de maíz de entre 20 a 30 quintales por mazana en comparación a el maíz convencional. Este incremento representó un crecimiento significativo del 60% al 130% sobre el promedio de rendimiento nacional entre 1961 y 2012, evidenciando el impacto positivo que la biotecnología puede tener en la producción agrícola del país.

A pesar de que la semilla de biotecnología tenía un costo aproximadamente 1 1.5 veces mayor al de las semillas híbridas convencionales, los agricultores que optaron por esta alternativa lograron ingresos netos superiores a los utilizaron maíz tradicional. Esto indica que el aumento en la producción compensó con creces el precio más elevado de las semillas, lo que se tradujo en mayores beneficios económicos para los productores.

Sin embargo, el estudio también arrojó que la adopción de esta tecnología no modificó sustancialmente el sistema de producción. Esto sugiere que el maíz de biotecnología no se estaría aprovechando debido a la falta de conocimiento sobre su manejo en condiciones de campo o máximo potencia. La investigación destaca la importancia de proporcionar capacitación adecuada a los agricultores para que puedan aprovechar al máximo las ventajas que ofrece la biotecnología, optimizando los rendimientos y fortaleciendo la seguridad alimentaria del país. Otra ventaja del maíz con biotecnología, es que requiere menos mano de obra para su manejo y producción, especialmente en la actualidad que existe ausencia de esta en el campo en vista de la alta migración hacia la ciudad y fuera del país.

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