COMO muestra que acá son gallos para “tropicalizar” lo ajeno, veamos ¿qué de todo esto –obtenido de una consulta– encaja en la cultura, el folclore o las costumbres propias?: “Halloween tiene orígenes religiosos y paganos que se remontan a tiempos antiguos, solo que hoy la han hecho una divertida forma de festejo secular. La festividad celta de “Samhain” –el final de la cosecha y el comienzo del invierno– y la creencia era que esa noche, del 31 de octubre, el velo entre el mundo de los vivos y de los muertos era más delgado, facilitando a los espíritus cruzar al cosmos humano”. “Encendían hogueras para protegerse y usaban disfraces para engañar a los malos espíritus”. “En el siglo VIII el papa Gregorio III –a modo de desvincular a la feligresía de lo pagano– designó la fecha como el Día de Todos los Santos (“All Saints’ Day”), para honrar a los santos y mártires cristianos (recordar a los muertos en el ámbito religioso y piadoso), y la víspera de esa festividad, llamada “All Hallows’ Eve”, con el tiempo evolucionó a Halloween.
“Los inmigrantes irlandeses y escoceses, allá por el siglo XIX, llevaron la tradición a los Estados Unidos.” Adquirió ciudadanía, “popularizándose con características singulares asociadas con disfraces espeluznantes, como las brujas y los fantasmas”. Con fines de hacerlo más divertido, ya como festividad lúdica –no estrictamente religiosa– incluyeron algunos juegos, como el “trick-or-treat”. “La tradición de ir de puerta en puerta pidiendo dulces data de costumbres europeas antiguas de la Edad Media”. “En Inglaterra e Irlanda, la práctica llamada “souling”, en la que los pobres pedían comida o dinero a cambio de rezar por las almas de los difuntos”, el Día de Todos los Santos. Con el correr de los años en “Escocia e Irlanda, surgió el “guising”, donde los niños se disfrazaban y pedían dulces o monedas a cambio de recitar poemas, cantar, o realizar algún tipo de truco o entretenimiento”. “Trick-or-treat” una especie de advertencia de “hacer alguna travesura si no se ofrece un dulce o regalo”. Las “travesuras”, como “lanzar harina o hacer pequeñas bromas inofensivas”. ¿Y de dónde salen las calabazas talladas con candelas adentro? “Las “Jack-o’-Lanterns” tienen su origen en “la leyenda irlandesa de “Jack el Tacaño” (“Stingy Jack”), un hombre astuto que varias veces embaucó al diablo”. “Como castigo –cuando murió sin poder entrar al cielo o al infierno– el diablo lo condenó a vagar por la tierra con un carbón ardiente para iluminar su camino; que él colocó en un nabo hueco”. Así que “los irlandeses colocaban en sus ventanas o puertas, nabos o remolachas iluminadas para ahuyentar los malos espíritus”. Ya en los Estados Unidos se percataron que “las calabazas eran más abundantes y más fáciles de tallar”. Así que “la calabaza iluminada con una candela encendida, guía a los buenos espíritus y ahuyenta los malos errantes”.
(¿Qué te pareció –tercia el Sisimite– el origen de la tradición y lo que celebran acá? -Todo lo que sea pijín –responde Winston– acá es bienvenido. Aquí nada de eso se desprecia. No ves que no hay un tan solo prójimo que no tenga de esos chunches digitales, para pasar prendido, todo el día y gran parte de la noche, dando rienda suelta a su inagotable sed de entretenimiento. Si de gastar raquíticos ingresos se trata, prefieren no comer a quedarse sin saldo en sus móviles. –Y eso que decís –vuelve el Sisimite– ¿qué tiene que ver con el Halloween? –Apuntá –reacciona Winston un poco molesto–así como en Halloween se usan máscaras y disfraces para aparentar algo que no somos, las redes y los móviles son “una máscara digital”. Para que los “don nadie” simulen una identidad o imagen ficticia, de lo que no son en realidad. Las brujas en Halloween y el “cazabrujismo” de las teorías conspirativas culpa de los algoritmos de los portales tecnológicos que manipulan a sus títeres a discreción. (El control de las mentes y la influencia de los malos espíritus). Halloween es un escape temporal de la realidad. Las pantallas desconectan el entorno de vida normal para transportar “boca abiertas” a un “mundo alternativo”, de distracción y holgazanería. Halloween permite acercamiento a lo siniestro sin enfrentar un verdadero peligro, y la vida en línea da una sensación de cercanía y conexión, sin lo “peligroso” de la interacción “cara a cara”. Halloween sube la adrenalina, el miedo y la fiesta. El uso excesivo de los celulares instiga una sobrecarga de estímulos, una fiesta interminable de información basura, de interacción trivial y de frívolo entretenimiento. Ambos dan una “indigestión” mental y emocional”).