Autor: Luis Alonso Gomez Oyuela
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DANLÍ, EL Paraíso. Siempre ligados con la historia. El próximo 31, se cumplen 507 años de la “Reforma Protestante”, un hecho impactante y considerado uno de los sucesos más significativo en la historia de la humanidad. Marcó la identidad teológica, histórica, intelectual, económica y política de Alemania y los países occidentales. De acuerdo a un escrito de Rolando de Paz Barrientos, “La Reforma Protestante ha provisto a la humanidad, respeto al ser humano y libertad de conciencia”.
¿Qué fue la Reforma Protestante? Se conoce como “Reforma Protestante” o Revolución protestante” a un movimiento religioso del siglo XVI liderado por los teólogos Martín Lutero (1438-1546) y Juan Calvino (1509-1664). Este movimiento generó una división en el seno del catolicismo, que dio origen a las distintas iglesias que no obedecían al liderazgo del Papa como representante de la fe cristiana. La Reforma surgió como consecuencia del descontento que generaba el modo en que la Iglesia católica administraba la religión. Se revisaron los conceptos católicos elementales de las Sagradas Escrituras y se transformó la práctica religiosa en varios aspectos.
Su hecho inicial fue la escritura y divulgación de las “noventa y cinco tesis” de Lutero en 1517, texto en el que se criticaba la venta de indulgencias por parte de la Iglesia católica para reunir fondos y construir la Capilla Sixtina. Lutero sostenía que debía reformar la iglesia actual para retomar la práctica original de la fe cristiana, que se había perdido por la corrupción de los poderes del papado.
Los príncipes de los estados alemanes apoyaron las denuncias de Lutero a través de la firma de la “Protesta de Espira”, en la que se negaban a someterse al poder del Papa. Desde entonces, los diferentes clérigos y gobernantes de otras partes de Europa se unieron al movimiento reformista y organizaron sus propias iglesias cristianas. En otros casos, apoyaron al papado y al movimiento de la Contrarreforma.
La Contrarreforma: la Iglesia, encabezada por el Papa, organizo la Contrarreforma”, el movimiento teológico que legitimaba las acciones tradicionales y su organización eclesiástica. Los reformistas fueron perseguidos por la “Santa Inquisición” católica en numerosos países. El proceso iniciado por Lutero culminó con la victoria del papado, pero debilitó su poder en el norte de Europa.
La Reforma Protestante propone retomar el espíritu original del cristianismo, del que el catolicismo se había apartado. No reconoce la autoridad papal ni eclesiástica para definir la fe cristiana. Considera que solo a través de las Sagradas Escrituras se puede comprender la verdad de Dios. Insta a la traducción de la Biblia en diferentes idiomas y a su lectura e interpretación por los clérigos y creyentes. Sostiene que la fe es el único camino de la salvación de las almas. Las indulgencias y los perdones que otorgaban los sacerdotes no tenían el respaldo del poder divino.
Por otra parte, denunció la corrupción y el comportamiento de muchos sacerdotes católicos. Los protestantes criticaron sus privilegios civiles y aseguraron que los sacerdotes no están más cerca de Dios que el resto de los creyentes. Además, suprimieron las jerarquías eclesiásticas y sostuvieron que Jesús fue el único intermediario entre el individuo y Dios. Resaltó la importancia del bautismo y la eucaristía, y eliminaron el resto de los sacramentos. Sentó las bases para la división de la Iglesia. Propuso diferentes formas de interpretar la fe y la práctica cristiana; la iglesia luterana, anglicanismo, el calvinismo y otras reformas radicales.
Orígenes de la Reforma: Para comienzos del siglo XVI, la Iglesia católica consideraba al Papa como autoridad máxima en cuestión de fe, y establecía una jerarquía eclesiástica que permitía controlar, de manera piramidal, la práctica cristiana. El poder del Papa, que se decía que era respaldado por Dios, alcanzaba cuestiones terrenales que excedían a la administración de la religión. Su poder político, por la presión que podía ejercer a los gobernantes afiliados a la fe católica, y económico, debido a que la Iglesia era poseedora de grandes propiedades y feudos en toda Europa.
Esta jerarquía eclesiástica protegía, a su vez, el accionar de los clérigos a sus propias iglesias. En esta época, además, se estaba construyendo la Capilla Sixtina en el Vaticano, lo que generaba una necesidad extra de ingresos para costearla. Entre los diferentes sacramentos que administraban los clérigos católicos, existían las “indulgencias” o perdones que el sacerdote otorgaba al creyente en nombre de Dios. Era común que, en esa época, los creyentes dieran donaciones a cambio de estos favores espirituales. Para muchos, esto resumía el fraude y la corrupción que constituían los procedimientos católicos.
A su vez, el poder papal de excomunión le permitía al Papa ejercer una amenaza constante sobre quienes desafiaran su poder o se enfrentaban directamente a las acciones clericales. La excomunión no significaba solamente la expulsión de la fe cristiana, sino también, en muchos casos, la expulsión de la comunidad política a la que pertenecía. Esto explica el riesgo que corría Lutero al publicar el ”Disputatio pro declaraciones virtus (Cuestionamiento al poder y la eficacia de las indulgencias) en las puertas de los principales templos de su ciudad.
Causas de la Reforma: El hastió de muchos países europeos por el pago de impuestos papales y el rechazo por el control ejercido desde Roma por los delegados pontificios. Las abundantes acusaciones de corrupción, falta de fe y mala voluntad hechas contra la Iglesia católica, el Papa y la jerarquía eclesiástica. El estado de pobreza del Sacro Imperio Romano Germánico, incluidas a sus clases nobiliarias, deseosas de repartirse los bienes poseídos en su nación por la iglesia católica. Profundos cambios culturales en los valores y la filosofía de las naciones protestantes, muchos de los cuales influyeron posteriormente en el surgimiento del capitalismo.
Fuente: Enciclopedia Contexto.