LA CEIBA, Atlántida. Momentos de terror se vivieron, la medianoche del martes, en el Hospital General Atlántida, luego que un sicario irrumpió para descargarle su arma de fuego en el rostro a un paciente interno en el área de emergencia, en la sala de cirugía de ortopedia, en un suceso como sacado de películas de mafiosos.
Por la gravedad del ataque, el joven Mauricio Rodríguez (20), fue trasladado al Hospital Mario Catarino Rivas en San Pedro Sula, Cortés, pero desafortunadamente no soportó el viaje y falleció en el camino.
“Fuimos avisados que a eso de las 12:00 de la noche le habían disparado a un paciente que estaba hospitalizado en el área de la sala de observación de las emergencias de cirugías”, señaló la doctora Silvia Bardales, directora de este centro médico.
“El paciente ingresó el domingo con fractura expuesta del fémur y se iba a meter a quirófano cuando tuviéramos las placas, los tornillos y lo demás que el ortopeda le había pedido”, agregó la galeno.
Los familiares ya habían conseguido todo el material quirúrgico, entre el martes en la tarde y hoy miércoles entraría al quirófano, pero los sicarios llegaron horas antes con el objetivo de liquidarlo.
Según el informe del departamento de vigilancia, el sujeto no entró por el portón principal, sino que saltó por el cerco perimetral y andaba completamente vestido de negro. “Entró directamente a la sala, donde estaba la víctima y le hizo varios disparos en la cara”, señaló el informe.
Tras el suceso, “el médico internista que estaba de guardia lo atendió, lo intubaron, ya que el paciente no podía respirar, las detonaciones le destruyeron la mandíbula y así se lo llevaron para el Mario Catarino Rivas, de San Pedro Sula, a eso de la 1:30 de la mañana”, agregó Bardales.
NO SOPORTÓ EL VIAJE
Lamentablemente, Mauricio Rodríguez no pudo aguantar el viaje de tres horas desde La Ceiba hasta la capital industrial del país y murió. Los detalles y nombres fueron omitidos en un inicio por parte de las autoridades, sin embargo, trascendió la identidad luego del fallecimiento.
Al momento de indagar a los guardias que estaban en el portón de acceso al centro hospitalario, estos señalan no haber escuchado disparos a pesar que no hay ni cien metros de distancia entre la zona donde pernoctan ellos con las salas de emergencia, esto hace suponer que el arma tenía silenciador. El sicario posteriormente escapó por la parte de atrás que colinda con una zona militar.
La jefe de la Unidad Departamental de Policía Número 1 (UDEP-1), en La Ceiba, subcomisionada de la Policía Nacional, Martha María Bu Cruz, indicó que “los disparos fueron inferidos en el rostro, en la parte de la mejilla, sabemos que el paciente ingresó a este centro hospitalario luego de un accidente de tránsito en el sector de la Unión, municipio de El Porvenir”.
“Tenemos más información, pero no la puedo dar a conocer en este momento porque entorpecería la investigación del equipo de investigación que está trabajando, cuando tengamos clara la investigación sobre lo que pasó con gusto les daremos a conocer más detalles”, agregó la subcomisionada Bu Cruz.
Trascendió que el hospital está “protegido” por guardias de seguridad privada pagados por el Estado, también se observa presencia de elementos de la Policía Nacional y del Ejército. La hipótesis más fuerte es que el sicario escaló los muros por la parte de atrás del hospital donde está un solar baldío con área verde pantanosa de difícil acceso. No obstante, este extremo es parte del seguimiento que desarrolla un equipo especial de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), con apoyo de cámaras de seguridad instaladas, para tratar de identificar al “matón” y las causas del crimen. (GH)
DATOS
Las autoridades del Hospital General Atlántida, días antes de este suceso, empezaron con un proyecto de serpentinas y cámaras de vigilancia para fortalecer la seguridad en los muros, dado que es menos complicado en relación a contratar más personal.