Alegría y diversión para los viajeros, así como un “respiro” económico para el rubro turístico dejó el asueto de la Semana Morazánica, que cada año es aprovechado por miles de hondureños para hacer turismo interno y compartir en familia.
Muchos capitalinos aprovecharon el “feriadón” para desplazarse hasta las playas y balnearios para refrescarse a chapuzones y, de paso, deleitarse con la belleza de las mujeres hondureñas que lucieron sus “curvas” en trajes de baño.
Otros, en cambio, disfrutaron de pueblos turísticos cercanos a la capital, como Santa Lucía, Valle de Ángeles, Cantarranas, entre otros, donde comieron comida “catracha”, compraron artesanías y plantas, que son parte de los atractivos de estos encantadores pueblos.
Los pronósticos de tormentas desalentaron a algunos que optaron por no viajar, sin embargo, cientos no resistieron la tentación de hacer ecoturismo en las pozas y pequeñas cascadas de la aldea de Mateo, el sector de La Tigra, y municipios vecinos como Tatumbla y Valle de Ángeles.