Aunque no en la misma cantidad de otras temporadas, pero visiblemente emocionados, los vacacionistas seguían saliendo de la capital, a pasar el feriado morazánico a sus pueblos de origen, en las playas, balnearios y parques ecológicos.
Las principales terminales de autobuses lucían con baja afluencia con respecto al inicio del asueto, el fin de semana anterior, cuando salió el grueso de los viajeros, especialmente, estudiantes y empleados públicos que no trabajaron toda la semana.
Los empleados privados salieron hasta ayer al mediodía y otros trabajarán toda la semana, según el rubro, como los transportistas, que mantendrán el servicio durante el asueto.
En la terminal de Choluteca, en el barrio Villa Adela, conductores y ayudantes se peleaban por los clientes, quienes se miraban alegres con sus pequeñas maletas al momento de abordar las cómodas unidades de transporte.
Igual ambiente se vivía en las estaciones de Danlí, cercanas a la colonia Kennedy, las del norte, occidente y Olancho, ubicadas en el barrio Concepción, en el corazón de Comayagüela.
No se reportaban incremento de las tarifas, aunque tampoco era algo que le preocupaba a los pasajeros, que suelen empeñar hasta el perro de la casa, con tal de largarse del estrés capitalino y olvidarse un rato del costo de la vida y los problemas cotidianos que agobian al resto de los hondureños.
El gobierno y la empresa privada confían que el consumo de los turistas nacionales y extranjeros dejen unos cuatro mil millones de lempiras durante el “feriadón” aunque se anticipaba una baja en el sector por las amenazas de lluvia en esta semana y el costo de vida, cada día en aumento.
Contrario a los días normales, el tráfico era fluido en las diferentes rutas de salida de la capital con excepción de la zona de Danlí donde los baches en las inmediaciones de la colonia Villavieja y la reparación de la carretera provocan desesperantes atascos. Desde la semana anterior, no obstante, se ha liberado los dos carriles a partir de la posta policial, agilizando el tráfico de costumbre.
En la salida de Olancho, ocurre lo mismo ya que está en construcción el tramo desde la colonia La Laguna hasta el crematorio provocando que en algunos tramos los carros marchen a vuelta de rueda. En la carretera CA-5, conocida como la carretera a San Pedro Sula, el retraso es provocado en las casetas de peaje ya que normalmente están cerradas dos y hasta tres ventanillas de cobros, obligando a los conductores a formarse en una fila.
A lo largo de estas rutas, el gobierno instaló retenes policiales para controlar la velocidad de los conductores. También fueron destacados personal auxiliar para atender las emergencias y accidentes. En total, son 20 mil personas que componen estos cuerpos de contingencia.
Al cierre de esta edición, no se habían reportado accidentes en estas carreteras ni tampoco en los balnearios, especialmente, las playas de Tela, Puerto Cortés y La Ceiba, en el Atlántico, receptora del mayor número de bañistas. Tampoco se reportaban incidentes en Amapala, Coyolito y Cedeño en el Pacífico hondureño.
Conforme a las disposiciones del gobierno, la vigilancia en carreteras y playas se mantendrá hasta el domingo, cuando se prevé el regreso de los capitalinos en caravanas para evitar accidentes. (EG)