Hoy en día se habla de la izquierda como si la gente que usa dichos términos realmente supiera qué significa o qué representa la izquierda en términos políticos. Por un lado, se tiene lo que está sucediendo en Venezuela, Nicaragua y otros países que se dicen de izquierda. Sin embargo, lejos de ser de izquierda, realmente no son más que desordenes institucionalizados.
La extrema derecha o extrema izquierda no son más que la misma mona en distinta rama. La mayor de las diferencias es a quién apoyan o a quién se arriman. Los de la extrema derecha se arriman principalmente a Estados Unidos y los de extrema izquierda a Rusia, China o algún otro país que se dice de izquierda. Sin embargo, al final los dos son iguales en su afán de poder y represión de sus ciudadanos. Eso de izquierda o derecha es solamente un decir para explicar dónde están las asociaciones o alianzas. Ambos se caracterizan por reprimir su población, atender o favorecer a sus secuaces y establecer un sistema donde pueden perpetrarse en el poder.
Para que hablar más de la derecha extrema, ya todos lo hemos visto y conocido en América Latina. En muchos países se ha vivido por décadas bajo dictaduras civiles y militares; así que hablemos de la izquierda por un momento. Al decir izquierda, normalmente nos referimos al socialismo o, en algunos extremos, al comunismo. Pero si nos detenemos a pensar un poco sobre la llamada izquierda, como es el caso del gobierno actual en Honduras, la verdad es que no se asemeja en nada al concepto de socialismo. El socialismo se caracteriza por inversiones y acciones que fortalecen los sistemas sociales de una sociedad o país. Ejemplos existen hoy en los países nórdicos como Suecia, Dinamarca y Finlandia.
Pero qué caracteriza a estos países que se dice que practican el socialismo: la inversión en su población. Dichas inversiones se manifiestan en buenos sistemas de salud, educación, vivienda y seguridad. Al invertir en estos elementos sociales se les tilda de socialistas, aunque sus economías no se asemejan a otros grandes países tildados de socialistas. En estos países nórdicos la inversión social va a la par de una robusta economía capitalista. Esto nos da la evidencia que una cosa no niega la otra.
Honduras, posiblemente igual a otros países latinoamericanos que se dicen de izquierda, no son ni uno ni lo otro. Por un lado, están más que todo buscando alinearse con otros similares y no están realmente siguiendo los objetivos de la izquierda. Están más preocupados por aparentar ante los ojos de las Venezuelas y Nicaraguas o China o Rusia como alineados con ellos… a pesar de que en realidad esas alianzas no conllevan ningún beneficio directo para nuestro país. Lo primero que hacen es boicotear los elementos de la economía que, a pesar de maltrecha, ofrece cierto nivel de empleo a nuestra población.
Pero hablemos de los objetivos de la izquierda o del socialismo. Puesto de la manera más simple, los objetivos son el mejoramiento de la colectividad sin sacrificar a nadie en el camino. ¿Cómo potencialmente sucede eso? Esa mis estimados compatriotas, es una pregunta difícil o fácil de contestar. Para los propósitos de este artículo, voy a tomar la vía más fácil que es la respuesta fácil. Lo mejor que podrían hacer los que lideran este gobierno de izquierda es iniciar acciones de inversión en los elementos sociales que realmente favorecen a la colectividad. Aunque suene a utopía, si es posible.
Algunos no conocen o no se acuerdan, pero a finales de la década de 1970, Honduras tuvo la fortuna de tener al mejor ministro de Salud en la historia. Dicho hondureño digno de reconocimiento público, es el Dr. Enrique Aguilar Paz Cerrato, quien en sus cuatro años de servicio impulsó la medicina preventiva creando una red nacional de Centros de Salud Rural (CESAR), Centros de Salud con Médico y Odontólogo (CESAMO) y la construcción del Hospital Escuela en Tegucigalpa, el más importante del país, y muchos otros hospitales públicos que son aún la columna vertebral de auxilio médico para nuestra población. La obra del Dr. Aguilar Paz es un ejemplo evidente de que, sí es posible hacer inversiones en el campo social, sin ser tildado de socialismo.
¡Sí se puede! Ese debería ser el eslogan por el cual el gobierno actual podría salir en caballo blanco. En vez de estar tonteando con alineamientos con países de los cuales no se obtiene ningún beneficio, podrían estar haciendo labor en favor del pueblo a quien pretenden representar. En esto no se trata de palabras, se trata de acciones. Ahora que están en el poder es cuando deberían mostrar un color diferente al que están presentando, donde lo único que hacen es tomar acciones que ayudan a su familión y sus alineados.
En resumen, lo que necesitamos son acciones que benefician a la colectividad vía inversiones en el campo social. No significa descuidar el resto del quehacer de la economía… Porque de qué sirve tener buena educación y salud si no hay empleo, si no hay circulante o si no hay crecimiento en la economía para generar el bienestar que el pueblo demanda.
Rafael Calderón
[email protected]