Por lo menos durante 50 años de mi vida llegué a utilizar la corbata como atuendo de vestir. Por lo general en compromisos sociales, culturales y académicos. Particularmente estos últimos, vinculados con mi trabajo. Pero confieso que nunca me pregunté sobre el origen de la prenda, sencillamente entendí que era parte de la moda y consustancial con los eventos y labores a los que acudía.
Dicho esto, la pasada semana en mi bandeja de correo, llegó un agradable video explicando el origen de la corbata. Lo contrasté con otra información relacionada en la web, y me resultó fascinante, al punto que he querido compartirla, especialmente con aquellos caballeros que han hecho uso de la prenda, o lo siguen haciendo, y que posiblemente tampoco conocían sus antecedentes.
Se trata de una historia romántica y heroica a la vez, que se remonta al Siglo XVII, en que Europa estaba en constante conflicto y donde las guerras, como sabemos eran frecuentes. El narrador dice: “El ejército croata fue convocado para luchar junto a los franceses en la Guerra de los 30 años. Los soldados croatas llevaban consigo un pedazo de tela que las esposas y novias ataban alrededor de sus cuellos, antes de partir a la batalla.
Su nombre era “Kravate”, que significa croata. Esta tela no solo les daba un toque de distinción, sino que también les recordaba el amor y la esperanza que dejaban en casa. Ajustándola con cuidado y cariño. Ese simple gesto era una promesa de amor, protegiéndolo y dándole fuerza. Durante las largas y agotadoras marchas y en medio del caos de la batalla, los soldados encontraban consuelo, al tocar la Kravate.
La suave tela les recordaba que había alguien esperando su regreso, alguien cuyo amor trascendía la distancia y el tiempo. Un día en el fragor de la batalla, el rey Luis XIII de Francia observó a los soldados croatas y quedó impresionado por su valentía y su inusual, pero elegante accesorio. Ordenó a sus oficiales investigaran sobre esa pieza de tela. Fascinado por el estilo y la historia detrás de la Kravate, el rey decidió adoptarla como una prenda de moda en la corte francesa. Pronto, la nobleza francesa empezó a llevarla, pero con un toque de sofisticación y variedad en los nudos y telas.
La Kravate se convirtió en un símbolo de estatus y elegancia, evolucionando con el tiempo en lo que hoy conocemos como la corbata. La moda de la corbata se extendió por toda Europa y eventualmente al resto del mundo. Cada país y cada cultura adoptó su estilo, creando una infinita variedad de diseños y maneras de atarla. A lo largo de los siglos… Desde los campos de batalla de Croacia hasta las pasarelas de París y Nueva York, la corbata sigue siendo un símbolo de estilo, historia y tradición, recordándonos que el amor puede superar cualquier obstáculo”. Fin de la cita.
J.J. Pérez López.
Barrio El Manchén. Tegucigalpa, M.D.C.