Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela
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LAS CRUCITAS, POTRERILLOS, El Paraíso. Después de los desfiles “patrios”, todo ha vuelto a la normalidad. Honduras continua como nación empobrecida sin que podamos expresar: “Ya se ve patria mía en tu oriente nuevo sol impartir claridad. Ya podemos con voz reverente pronunciar Dios, Unión, Libertad. Cambiarán ya tu vida y tu suerte, un solo hombre tus hijos serán. Ya entre ellos no habrá guerra a muerte; y dichosos tu bien labrarán”… Linda inspiración de Rómulo E. Durón. Un sueño que, aún no se cumple, como también fue el ideal de Francisco Morazán, ver una Centroamérica unida, libre del colonialismo y el conservadurismo que, por 200 años, en el caso de Honduras, han sido de pobreza, miseria, corrupción e impunidad.
Cambiando de los escenarios donde el concepto de patria ha ido desapareciendo y el irrespeto a los símbolos patrios es notorio, como aconteció con un colegio de la zona, al colocar en el anca y cola de un caballo nuestro emblema patrio para que una palillona se luciera como una improvisada “amazona”. ¿Dónde está el respeto y amor a la Patria? Respetemos para ser respetados. Honduras no es un potrero donde entra y sale cualquiera que ensucia su nombre.
Pero afortunadamente, nos queda la provincia donde la patria se agiganta con maestros comprometidos, con alumnos bien formados desde la enseñanza de prebásica a media. Allí en esos bellos rincones de la patria, va siempre LA TRIBUNA, donde aprendemos de la conducta cívica de su gente, donde se respira libertad con el olor a pino, la flor del café, la mazorca de maíz y pequeños hatos ganaderos. Donde se produce el alimento básico y del que comen las gentes de las ciudades que desconocen la dimensión de la palabra patria.
En Las Crucitas, municipio de Potrerillos, cada 15 de septiembre las celebraciones patrias hacen la diferencia entre la opulencia y el lujo de las ciudades, con la sobriedad y la belleza que se expresa en los rostros infantiles, en los jóvenes, que antes de llegar, al aula de clase han cumplido con sus deberes hogareños y los adultos; esos padres quemados por los rayos del sol, cultivando sus parcelas acompañan a sus hijos para ser parte de los actos cívicos, porque nadie más que ellos son la patria.
El director municipal de Potrerillos, Roger Núñez, ponderó el trabajo de los docentes, “aquí en las comunidades rurales está la esencia de los mejores maestros, sin demeritar algunos de los centros urbanos, sin embargo, ellos hacen la diferencia por su espíritu creativo fomentando en los niños y los jóvenes valores y principios cívicos. Por otra parte, es un orgullo para nosotros que, a nivel central, en montajes de orden cívico y cultural, Potrerillos figura en primer lugar, lógicamente a través de CEB. Alfonzo Guillén Zelaya e Instituto Potrerillos Mineral (IPM)
Además del desfile cívico por un tramo de la carretera CA-6, en el campo de fútbol se realizan las presentaciones artísticas con diferentes alegorías donde los niños se convierten en los principales protagonistas en representación de los jardines de las diferentes aldeas.
La representación alegórica sobre la vida y fusilamiento del General José Francisco Morazán Quezada, fue una de las escenas más emotivas. Bien dirigida y montada por los alumnos del Centro Básico “Alfonzo Guillén Zelaya”. Morazán el centro de la historia, el propulsor de la educación, el héroe y mártir, en la escena va directo al patíbulo, no sin antes decir: Declaro que mi amor a Centro América muere conmigo. Excito a la juventud, que es la llamada a dar vida a este país que dejo con sentimiento por quedar anarquizado, y deseo que imiten mi ejemplo de morir con firmeza antes que dejarlo abandonado al desorden en que desgraciadamente hoy se encuentra.
Acto seguido en la escena Morazán, frente al pelotón de fusileros, da la orden: apunten, fuego… cae abatido y junto a él, las cinco parcelas representadas por jovencitas se inclinan sobre su cuerpo en señal de dolor. Así culminó el evento cívico del 15 de septiembre en Las Crucitas, Potrerillos, rindiendo los honores al héroe de las batallas de San Pedro Perulapán, Gualcho y La Trinidad.