Que el coordinador del partido en el gobierno haya o no recibido plata del narcotráfico para financiar la campaña política del 2013, es algo que no nos consta. Sin embargo, en el video filtrado por el sitio Insight Crime, se habla de un esquema de sobornos. Por un lado, de 200 mil y luego se mencionan 650 mil dólares. Entonces, es cuando se escucha la voz de un importante miembro del ahora llamado “familión”, que dice: “La mitad que sea para el comandante, el resto lo compartimos nosotros con Santa Bárbara, Olancho y Colón”.
Por supuesto, las máximas autoridades del partido niegan rotundamente que se haya recibido dinero alguno y se desmarcan por completo del hermano del expresidente, a quien acusan de haber participado en aquella reunión sin permiso del partido y, por tanto, deploran que lo haya hecho a título personal, actuando a sus espaldas, sin su consentimiento y mucho menos conocimiento del caso. Extremo este último, que nadie en su sano juicio lo puede creer, habida cuenta del férreo control de mando vertical de ese instituto político, donde no se mueve ni una hoja, sino es con la venia de su coordinador general.
Ello dicho sin obviar que su nombre fue mencionado al menos en dos ocasiones en un tribunal de Manhattan precisamente por vínculos con los personajes que aparecen en ese polémico video. No menos cierto es que la corrupción y los actos derivados del narcotráfico no tienen colores políticos, o que no exista, al menos en este país, un partido que resulte inmaculado ante tales injerencias. Por eso es un insulto a la inteligencia y un frente sesgado que la presidenta junto con la ministra de Defensa y el ministro de Seguridad vengan en cadena nacional a sacar una lista de miembros de la oposición señalados por estas conductas ilícitas, pero hacen descarada y complaciente omisión a miembros de su instituto que también tienen techo de cristal.
Ciertamente resulta inverosímil ignorar lo que hace mi cónyuge, un hijo, un hermano o un cuñado, de no ser que uno sea sordo, ciego y mudo. Menuda tarea la que tienen de hoy en adelante los partidos políticos, pues además de avanzar en la democracia interna, tienen que ser transparentes y ejercer un estricto control respecto a su financiamiento, y evitar a toda costa caer en las garras del crimen organizado y el narcotráfico que terminarán por pasarles factura. E igual reto afronta la Unidad de Política Limpia, que hasta ahora ha sido incapaz de rastrear estos dineros manchados de sangre en campañas electorales.
J.J. Pérez López.
Bo. El Manchen.
Tegucigalpa, M.D.C.