Se declara empoderada de la cultura garífuna, desde el manejo de la lengua hasta los secretos sexuales del “guifiti”. Ni feminista ni discriminada, aclara. Golillera, terriblemente impuntual y vilipendiada por sus detractores políticos, son parte de los distintivos de la actual Johana Bermúdez, la única diputada propietaria afrodescendiente del Congreso hondureño. En esta entrevista, conversa también sobre su traumática infancia y sus otras dos pasiones: la docencia y la medicina. De cara al nuevo proceso electoral, expone la situación de su partido y las amenazas del partido de gobierno de seguir en el poder por las buenas o por las malas.
–Muchos garífunas, cuando salen de sus pueblos, se olvidan de sus raíces, ¿es su caso?
Para nada, hablo muy bien garífuna, cocino toda la comida garífuna, hago pan de coco, tableta, tapado, machuca, pescado, todo lo que usted quiera.
—¿Y bailar punta?
Tocan un tambor y salto, no ocupo que me digan.
—¿Cómo fue su niñez?
Dura, con mucha violencia de mi papá hacia mi mamá al punto que salimos huyendo a comenzar de cero en La Ceiba, donde vendí pan de coco para sobrevivir.
—¿Le guarda rencor a su papá?
Por supuesto que no, pudimos vivir mejor porque ellos eran maestros, pero mi condición de médico me ayudó a ser resiliente.
—¿Cómo llega a Tegucigalpa?
Quiero decirle que estudié becada en una escuela privada por el alcalde de La Ceiba. Después, mi mamá me trajo a Tegucigalpa donde una tía, pero tuve problemas con ella y me fui donde otra tía, Altragrafia Bermúdez, hermana de mi papá y mi tío Joel, quienes, realmente, me apoyaron hasta que me casé.
—¿Cómo fue la vida en la Facultad de Medina?
Éramos como cinco garífunas, más varones que mujeres.
Yo era muy buena estudiante, participé en el bloque estudiantil BARM y fui representante de los estudiantes ante el claustro de profesores, tenía liderazgo, no me dejaba, soy muy golillera.
—¿Le costó hallar trabajo de médico?
No trabajé de médico general de inmediato, sino que seguí estudiando, apliqué a una plaza para docente en la facultad, en la mañana daba clase y por la tarde estudiaba.
—¿Es “yuca” como docente?
Soy estricta porque estoy formando talento humano, los mediocres no te van a salvar en una emergencia. También soy empática, me preocupo por los estudiantes. Soy impuntual, es una de mis grandes debilidades, eso lo aprendí en la política.
—¿La enfermedad más desatendida en el país?
El cáncer, por desgracia, ha aumentado muchos tipos y no hay médicos especialistas, se ocupa filiación política para una plaza y los medicamentos son extremedamente caros, hasta medio millón una sola dosis.
—¿Qué tan graves son las enfermedades dermatológicas?
Fíjese que la dermatología se ve como una cuestión cosmética, por eso, yo, introduje un proyecto de ley para que el filtro solar sea considerado un medicamento ya que la exposición crónica al sol y también el cambio climático, ha aumenado el cáncer de piel.
—¿Cuál es el estado de la salud pública en general?
Tenemos un sistema de salud enfocado en curar la enfermedad, cuando el paciente llega es poco lo que se puede hacer. Todos los gobiernos se han equivocado en no educar a la gente en que tomar agua, por ejemplo, es mejor que el café, que caminar seis cuadras es mejor que el ascensor o el taxi. Por eso, hay más gente gorda y los hospitales pasan congestionados.
—¿Más hospitales o más personal y medicamentos?
Mire, en mi gobierno critiqué y tuve un costo político porque se mandan becados a estudiar especialidades que hay en el país y no las que se necesitan, como: oncólogos, intensivistas, emergenciólogos y otras tantas. Por otro lado, hacen hospitales, pero no tienen el talento humano, nadie se preocupa por eso porque la salud no jala muchos votos.
—¿Y el papel del Ministerio de Salud?
Un caos, no hay gerencia, no hay rectoría de la salud y eso pasa porque lo más importante es la filiación política.
—¿Por qué la atacan tanto en política?
Porque a los árboles pelados ni los perros se les acercan para orinar, pero a un palo de mango frondoso, todo mundo lo aporrea, por ahí va mi caso. Soy una mujer honesta, transparente, no soy corrupta, ni narco, muy trabajadora y no me dejo.
—¿Y adentro de su partido?
Tengo cierto rechazo porque digo lo que pienso y lo que siento y eso genera malestar. He ido aprendiendo a no decir todo lo que pienso.
–La acusan que tiene cuatro empleos y se escondió durante el COVID-19 para no atender a pacientes, ¿es cierto?
Me han acusado de muchas cosas, pero todo lo que han dicho de mí, hasta ahora, y lo que viene, porque será una campaña agresiva, es falso. Solo trabajo en el Seguro Social y como docente de la UNAH desde hace 33 años. Si Libre tuviera cualquier acto de corrupción de mí, que soy una de las voces de la principal oposición, ya lo hubieran sacado sin piedad.
–Lleva dos períodos, ¿va por el tercero?
Si Dios quiere, estoy apoyando a “Papi a la Orden” y quiero darle las gracias a los pobladores de Francisco Morazán por el cariño y el respaldo.
—¿Cuántos proyectos ha presentado?
Soy la diputada con más proyectos, solo este período he presentado unos 26, entre ellos, la Ley contra la Violencia de la Mujer en Política y una reforma para que a la mujer se le dé el tiempo de lactancia materna en camino de aprobarse.
—¿Tiene posibilidades su partido de ganar?
Es una buena pregunta, hasta voy a tomar café primero para responderla. Mire, tenemos una gran oportunidad para reogarnizarnos, la gente anda buscando políticos honestos y aquellos que tienen cola deben pasar a segundo plano para que la gente honesta estemos al frente.
—¿Feminista?
No, el feminismo es una corriente política y en Honduras, por ejemplo, si usted es nacionalista no es mujer, estoy en contra de eso.
—¿Discriminada por ser negra?
Fíjese que siempre he creído que mi negritud es una oportunidad para demostrar que nuestra comunidad es capaz y que al final digan ‘aquí estuvo una negra’. En realidad, me atacan más por cachureca, que por negra, claro, hay un eco más fuerte cuando se unen las dos cosas.
—¿Sigue la deuda con los pueblos originarios y afro?
Es una deuda histórica, pero con este gobierno retrocedimos, eliminaron todos los programas que impulsaron a las mujeres lencas y de los otros pueblos solo por el hecho de ser creados por los gobiernos nacionalistas.
–Con el video de Carlón, ¿están mano a mano?
Peor, diría yo, eliminaron la extradición para protegerse, era el único instrumento jurídico que le garantizaba a la gente una leve esperanza de hacer justicia. Ahora, tienen un fiscal familiar y a la consuegra en la corte. Aquí va a reinar el narcotráfico y la impunidad.
—¿Cuál es el trasfondo para no aprobar el artículo 3 y el presupuesto del CNE?
Es que el decreto en discusión es únicamente para el ‘pisto’ del CNE, nada más, pero ellos andan buscando la forma de lacerar las funciones del CNE y así tener el control para quedarse en el poder.
–Viene la convocatoria a elecciones, ¿qué expectativas tiene?
Creo que nuestros aliados número uno deben ser los cooperantes, porque, ciertamente, poner a Rixi Moncada, candidata de Libre, a liderar la Secretaría de Defensa, que coordina el proceso electoral, es una franca amenaza a la democracia y si es por el lado del ministro de Seguridad, la defensa que hace del video dice todo de él.
—¿Pepe Lobo o JOH?
Me gustó mucho el liderazgo de Pepe Lobo, abierto a escuchar, pero me gustó mucho la firmeza de Juan Orlando, un caballero.
–Vamos a ver cómo anda en comida garífuna, ¿cómo se hace la machuca?
Es un puré de plátano, maduro o verde, que se come con una sopa marinera.
—¿Y el casabe?
Es una torta de yuca.
—¿Cómo haría un pan de coco?
A base de harina, levadura, azúcar, sal, leche de coco, queda riquísimo, sobre todo, cuando lo hago yo.
—¿El ‘guifiti’ es afrodisíaco?
Sí, cuando se le echa algunas hierbas llega a ser afrodisíaco.
—¿Tuvo algún novio ‘indio’?
Uno, en mi etapa como estudiante, pero me enamoré al conocer a mi esposo y me casé en el quinto año de medicina. Luis me lleva diez años, un caballero, me llenó mucho. Se tiene la idea que las mujeres negras solo queremos sexo y no es así, yo me casé virgen, pregúntele a Luis, si quiere.
Ella es…
Johana Guisel Bermúdez Lacayo nació en Santa Rosa de Aguán, Colón. Es médico internista, dermatóloga y docente por 33 años de la UNAH. Ejerce su segundo período como diputada nacionalista del Congreso Nacional. Está casada y tiene cinco hijos.