El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, reconoció este jueves que el narcotráfico se ha infiltrado en los organismos del Estado y aseguró que su Gobierno, que comenzó el pasado 1 de julio para el quinquenio 2024-2029, no va a tolerar esta situación.
«Aquí no hay cobertura ni protección para nadie. El que cayó, cayó», declaró Mulino, tras afirmar que en Panamá hay «mucha plata sucia y mucho tránsito de droga con auspicio y beneplácito de funcionarios de todos los andamiajes (…) en todas partes».
El presidente panameño se expresó así al ser preguntado durante su conferencia de prensa semanal sobre la captura e imputación por lavado de dinero de Abraham Rico Pineda, hijo del diputado reelegido a la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) y dirigente del histórico Partido Revolucionario Democrático (PRD), Raúl Pineda.
Abraham Rico Pineda, quien estuvo varios días prófugo y por quien se ofrecía una recompensa de 25.000 dólares, está señalado de formar parte de una estructura criminal desarticulada el pasado 15 de agosto, señalada de recibir y transportar hacia Costa Rica droga procedente de Colombia y de blanquear dinero procedentes de ese negocio ilícito, según detalló la Fiscalía.
El caso de Abraham Rico Pineda «es un pequeño detalle de lo que está pasando en todo el país», una situación que «no se puede tolerar», dijo Mulino, y agregó que le ha «pedido a las autoridades correspondientes que actúen con firmeza en este tema», porque «es peligroso que el país se deje ir, como se ha dejado ir, por la libre, en este tema» de la infiltración del narco en el Estado.
«Habrán otras operaciones (anticrimen) en otras entidades del Estado (…) estamos empezando un proceso y yo lo que le pido al país es que tengamos muy en cuenta nuestra realidad: sí hay narcotráfico en Panamá», aseveró el mandatario.
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El hijo del legislador Pineda forma parte de la treintena de personas imputadas en el marco de la llamada Operación Jericó, cuya investigación comenzó en el 2023, acusados de pertenecer a un grupo con vínculos con redes criminales de Colombia y México.
Según la investigación, este grupo introducía droga con mochileros a través de la selva del Darién, la espesa jungla fronteriza con Colombia, la transportaba hasta la populosa barriada de San Miguelito, en la capital, y allí la acomodaban en vehículos de doble fondo para llevarla a Costa Rica.
La Fiscalía dice tener pruebas de que agentes del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) daban seguridad a los cargamentos de droga.
Mulino recordó que cuando era ministro de Seguridad, en el quinquenio 2009-2014, ya alertó de la introducción de droga a través de la selva fronteriza con mochileros y que entonces se actuó para combatir ese ilícito dentro de las limitaciones operativas existentes.
«Lo que yo he dicho se confirma en la Operación Jericó, los mochileros, eso lo vengo diciendo desde que yo era ministro. Cruzar la selva con la mochila» cargada con unos «12 kilos» de droga, «llegar por carretera a San Miguelito para desde allí distribuir», reafirmó.
La Jericó «es una operación de alto perfil y vendrán otras (…) el que la hace que la pague, tan sencillo como eso, más en estos temas» de narcotráfico y lavado, sostuvo el presidente de Panamá. efe
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