Por supuesto, no voy a referirme a Old Trafford, el mítico estadio de fútbol, casa del Manchester United, también conocido como “El teatro de los sueños”, bautizado así por una de sus grandes glorias futbolísticas, Sir Bobby Charlton, según consta en el libro “Soccer” (1987), de John Riley. Por ende, me quiero referir a la función que han desempeñado los entes contralores y fiscalizadores del Estado, incluso, se ha podido observar dentro de la misma Corte Suprema de Justicia, donde algunos de sus miembros se han mostrado a la orden de lo que disponga el presidente del Poder Ejecutivo, que nombra o propone en sus altos cargos a personas afines a su partido o bien a sus intereses particulares.
De tal manera, que vienen a cuidar sus espaldas por cualquier ilícito que los del gobierno puedan cometer. De esta manera, no se investigan las fechorías; o si se hace, se engavetan, se le da largas al turbio asunto. O bien, pasan a los entes judiciales que desestiman de entrada las demandas o se dictan sobreseimientos y terminan por entregarle al imputado sendas cartas de libertad como si fuesen castillos de una baraja de naipe.
Lo triste y vergonzoso del caso, es que, ante tales acciones de ceguera y complicidad por acción u omisión de estas instituciones, tenga que venir un país, como los Estados Unidos de Norteamérica a pedir o llevarse a individuos que, habiendo cometido fechorías con repercusiones en territorio estadounidense, no se les tocó ni con el pétalo de una rosa. Y agrego algo más, si aquí se practicara una verdadera balanza de poderes, con gente proba, comprometida con la recta aplicación de las leyes y de la justicia, no habría necesidad de estar pensando en una tal CICIH. ¿Para qué?
Pero claro, como no hay garantías de una buena y correcta administración de la justicia, hay que estar solicitando que vengan de fuera a contarles las costillas a quienes infringen las leyes y tuercen el derecho a su favor. En todo caso, esta CICIH, promesa de campaña del actual gobierno, no les conviene, pues muchos de ellos tienen cualquier cantidad de anticuerpos, que tendrían que ser investigados por ese organismo de las Naciones Unidas.
Ahora bien, hoy que el Ministerio Público anuncia que va a citar a todos los personajes que fueron nombrados en el juicio que acaba de celebrarse en una Corte de Manhattan en contra de un expresidente, lo que vamos a obtener –si es que llega a ocurrir-, es una entretenida pasarela, un show mediático con más de lo mismo. Se desviará la atención de otros temas de importancia e interés nacional y la sumatoria será igual a cero. O de repente estoy equivocado –ya quisiera estarlo-, y se nos dé una sorpresa, al menos con la caída de un peso pluma. La cosa es tapar el ojo al macho.
J.J. Pérez López.
Barrio El Manchén.
Tegucigalpa, M.D.C.